Arbol
poema incubándose milagroso
deberías
verme bajo su silencio amado
respirando
su oxigeno vida
Ataviándome,
renaciendo desde el verbo… (ACZ)
Emergiste
del silencio con el pretexto del poema,
con
escenarios idénticos de azul líquido
se
cruzaron suspiros de septiembre
discurso
de letras entre trinos de pájaros
En
un diálogo perfecto de dos almas solitarias
encontramos
la necesidad de resolvernos
en
una travesía mas allá del cuerpo y del deseo,
accidentes
del destino fueron rebasados
El
reloj sin manecillas se detuvo
en
un tal vez sin tiempo del espejo
se
transformó en nave que viajamos
y
así nos olvidamos de dos mundos paralelos.
Un
viento frágil desplazaba la barca al infinito
el
sol dorado y mágico quería detenernos
mas
fue imposible, un punto inolvidable
era
el atractor de nuestros sueños.
Y
así surgió un canto que no era de la vida
pero
tampoco fue el coro de la muerte
quien
nos acompañó en ese periplo
en
que inventamos un cronos distinto.
Con
pedazos que armamos del pasado
y
un futuro que robamos por instantes
el
presente era el vaivén de los silencios
la
estación repentina del descanso etéreo.
Un
árbol susurraba nuestros nombres,
con
un lenguaje al principio incomprensible
fuimos
bautizados en la palma de tu mano
bebimos en ella la
escencia luminosa
Fuimos
tierra y cielo en que la flor nacía
pájaros
renacidos en la profundidad del alma
sendero
de sombras donde la luz nos guiaba
hamaca
suspendida en los retenes del vacío.
Así
nos percatamos del concepto de la nada
y
el verbo fue encarnado en un dialogo mudo
quien
eras tú te preguntabas en medio del marasmo,
del
placer profundo en un milagro sin ángeles
Quien
era yo que cambiaba la noche inmensa
por
mañanas coloridas de gaviotas y pájaros
de
caudales en dos corrientes amorosas
sensaciones
agridulces para soportar el día.
En el viaje por amargos
desconciertos
y
canto de sirenas que nos invocaron,
por
más que fui amarrado al mástil de tus sueños,
fui
sorprendido sin haberme dado cuenta.
ahora
estoy solo, sin esa parte que es mía
necesidad
del alma de hallarse descubierto
que
no puedo llenar con horas falsas
en
la espera solitaria del recuerdo.
Del poemario: Ishtar, el encuentro. 2009
Del poemario: Ishtar, el encuentro. 2009
Moyeto... Que evocación tan sentida. Me fascinó.
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