Tomar café a las cinco de la tarde
mientras espero tu llamada
escribir unas líneas,
ver tu imagen
imaginarme rodeado entre tus brazos
salir de la rutina por medio de un verso
y escaparme de esta espera
pensándote
aguardar la noche
que nos mantendrá en vigilia
y de nuestros cuerpos
el reclamo de encontrarse,
sabotear los minutos
y las horas embebido en tu figura,
sumar las palabras que mitigan
la ansiedad de oírte
preguntarme donde estarás
mientras mis labios te reclaman,
alargar las líneas
y ahuyentar el desconcierto,
tu ausencia,
quedarme entre tus labios
como el beso que el mar te dio
en esa tarde que me regalaste
tu momento, el instante de pensarme,
de saber que existía y me encontrarías
por algún lugar donde no lo esperabas
en este país de soledades aparentes,
entre las gravedades de mis inquietudes
y los deseos de buscarte sin saber
de igual modo que habitabas otro lugar
donde la soledad no existe,
supuestamente
y sin embargo es el espejo
a la vera del camino
donde pudimos encontrarnos.
Silencio, alguien llama
eres tú mi amor?
ya te esperaba entre frases
y oraciones con puntos suspensivos,
mientras pintaba este tiempo
con retazos de una historia
que comenzó en tu boca
y no se termina en este lugar del mundo
hasta que tu y yo podamos estar juntos.
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