I
Me
pisa los talones la nostalgia,
esa
sensación sin plenitud del alma
y
que el espíritu teje con tiempos
a
destiempo;
me
detiene
me
aplasta
me
delata,
hunde
su estaca de silencios
robados por el alma.
robados por el alma.
En
esta soledad,
sin la clásica respuesta del vacío
sin la clásica respuesta del vacío
el
mástil sobresale de la niebla;
como
un árbol sin hojas y sin ramas,
una
ventana de nubes trasparentes
abre
sus puertas en el cielo,
el
ermitaño canta en el desierto,
ante
el ruido sordo de la nada,
los
brujos se alejan en la noche
para
esconder las intenciones.
II
En
estos años de paradigmas nuevos,
un
solo camino se repetía en nuestros sueños
como
un cristal de mil caras reflejando luces
en
infinitos coloridos
y
el color negro como música de fondo
para
el grito de protesta pronunciado en otro
idioma.
Aferrada
a una nota de guitarra,
una
pisada en Do
seguida
de un Re prolongado
y
una pauta de silencios,
la
dulce música sin dueño,
en
ese lugar donde la mística,
punto
final del paradigma,
fue
la respuesta para la soledad
de nuestra especie.
de nuestra especie.
Viajando
a través del universo reaccionario,
el
ermitaño ha muerto
después
de haber cruzado el puente
y
traducir la palabra sagrada en otras lenguas.
Mientras
escucho su plegaria
las
abejas intentan pasar por la ventana
en
una canción que se desdobla en dos letras
para
una multitud de solitarios.
III
La
nada espera
la
soledad es pasajera del intento
el
color blanco no existe,
es
el símbolo de una mujer
sin
huella por la playa del olvido.
Aquí,
el tiempo es otra nota sin arpegios
en
La mayor de abeja inquieta,
pájaro
dormido en una zona mágica
donde
la selva esconde el sueño
en
las cuatro fases de la luna.
IV
Es
cierto,
el
universo nunca se detiene
y
sin embargo el tiempo del recuerdo
es
insepulto y reversible,
el
pasado de un futuro muerto
negación
del eterno movimiento
la
doble flecha de un vector que no tiene sentido
algunas
canciones suspendidas por el eco
que
regresa su confuso nacimiento.
Es
cierto,
el
mundo cambia
su
rostro es el mapa de un barco sin rumbo
después
de haber partido en varios puertos,
la
negación del tiempo sin destino
el
reconocimiento de que el amor existe,
continentes
que no fueron del todo conquistados,
pelícano
viejo en un mar de peces quietos,
entropía
constante del vacío
mientras
la muerte espera.
Ya
era especial cuando el silencio fue dorado.
Es
cierto,
el
mundo se detiene dentro de un cuarto,
es
su rostro geografía de tiempos sin
futuro,
pueblo
del retorno donde las veredas no se pierden
para
llegar al sitio donde los espejos duermen,
puente
dorado,
puerta
florida que es leyenda,
ciudad
abierta,
punto
de encuentro,
tumba
de paradigmas rotos.
Del poemario Travesía (2010)
Del poemario Travesía (2010)
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