domingo, 16 de febrero de 2014

Peregrinaje

                                                           







                                                                     “…Mi sabiduría viene desde el lugar donde nace la arena.
                       Yo curo con lenguaje, nada más.
                       Soy sabia, nada más.
                      Soy conocida en los cielos, nada más.
                     Solo soy una que habla con Dios, nada más." 
                        María Sabina



Allá en el Leunar, donde todo es sagrado
la flor es bañada
con las gotas perdidas en el desierto
de un charco diminuto y mágico:
el manantial sagrado del viajero.

Tan solo a unos pasos
detrás de la pared de piedra
y escondidos
por el color calizo del desierto,
se encuentran los aliados.

La ofrenda anticipada
Con agua de las cuevas de Teakata
en otra sierra mágica
donde el venado florecía con la yesca
las plumas interpuestas al sombrero
al calor de un fuego diferente
alimentado de hojasé
es cuando comienza el rito
antes del viaje por el tiempo.

Cuatro vigías vigilan a los seis
los diez ostentan los nombres de sus dioses
el mayordomo limpia con hojas de mezquite
alrededor  de un punto imaginario
y bendice su bastón: tatouzi
Mientras ellos tejen con la palma
Las plumas de totol a su sombrero.

El matewane
“el que no sabe y va a saber”
está próximo a nacer.
agua y fuego se funden
para emprender el viaje
y humedecer el corazón de fuego
y descubrir al divino luminoso.

Solo quienes tienen el tabaco mágico verán,
una flecha azul y roja les indica su presencia
construyen un altar y hacen una ofrenda

Y luego cantan
con las palabras heredadas
del mas viejo
por mas de mil años
con el aliento invisible del venado
con los ojos cerrados.

Solo basta la brisa
para alterar a la consciencia
un viento encapsulado
y transformado en huracán
amasa la memoria cotidiana
la palabra se libera
de su cárcel racional y rutinaria
y ella se transforma
en criatura inexistente de otra historia
que la memoria entierra.

Surge el mito.



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Leunar.-   cadena de montañas que amurallan el desierto de la tierra                     sagrada del peyote (conocida como Wirikuta en San Luis Potosí)

Teakata.-  Lugar de cuevas mágicas en región Huichola (Aquí está el centro del planeta, del universo, del mundo. Aquí está el punto de partida y de llegada. Aquí es en donde se resguarda la luz. Aquí está el corazón de la tierra. Aquí habita el dios Tate’wari, el Abuelo Fuego.

Totouzi.-  Bastón de mando/poder del Marakame

Marakame.-  Sacerdote-Hombre de conocimiento (curandero en lengua Wixarika)

Matewane.-   iniciado “El que no sabe pero va a saber”

Cuando digo que “la flor es bañada” me refiero al Híkuri o peyote, raíz alucinógena que crece en Real de 14 en el desierto central de México (Wirikuta)

sábado, 15 de febrero de 2014

El abuelo en el espejo





La edad se me vino encima mas que los años y todavía se encontraba mi espíritu joven en un cuerpo viejo. El intermitente saludo de la luz me recordaba que Patty Smith era la pasión desbordada de la respuesta a una contracultura olvidada en los sótanos de algún tugurio de New York, mientras U2 me regresaba a una época que no existía en mi calendario sin fechas, solo acontecimientos prematuros, nonatos que me darían el pase a una interminable salida al infinito, siempre a punto de despegar siempre a punto de morir, siempre a punto...

Como esperando el cocimiento de las habichuelas en un día sin nada en el estómago después de una jornada agotadora de sol y desierto, de tierra agrietada por la miseria de la lluvia que implorábamos que llegara, cuando en ese momento me encontraba desnudo en el rito de iniciación de los sin cuerpo, de los adoradores del águila blanca, de la música a través de los honguitos en un bosque lejano o del peyote con su flor morada y blanca en el lugar de la tierra sagrada: Wirikuta; siempre los huicholes sin poder atraparlos, siempre las ideas que llegaban sin nada que decir en este silencio de palabras que desembocadas, como caballos cimarrones, me recordaban a los esclavos que escapaban de los cañaverales hacia algún lugar perdido del otro lado del río de las mariposas para convertirse en salta pa´tras, es decir y así formar la trilogía de lo que hemos sido en todos estos años de silencio que se gestó en medio de dos o tres agresivas violaciones del cuerpo y de la sangre, necesarias para reclamar la parte de paraíso perdido entre las aguas de un río sin el bautizo del Jordán o el come niños en el desierto; sin un ápice de fortuna en los tiempos que solo ellos arribaban en el pasado.

Mientras tanto me acordaba de los días en el atardecer temprano de mi despedida, de los símbolos y el aprendizaje del brujo en medio de una legión de cantantes subvirtiendo la tranquilidad del suburbio y la aparición de la bruja blanca presagiando mi ceguera años después, la ausencia de la luz en el pozo del tiempo sin que la gravedad tuviese forma ni masa, solamente la sensación de quedar atrapado en el suburbio de las pesadillas entre vehículos motorizados y motores de aliento para la interminable espera de estos acontecimientos que llegaban sin poder entender que ya no estaba ahí, en ese tiempo que saltaba de una dimensión a otra como recordando a las cuerdas que me ataban en su sintonía de muerte y conjuro a la par que quemaba un cigarro de mota y Jordi Soler, como un fantasma en la red narraba una que otra canción de una estación de radio que ya no existía, solo las ondas sonoras que se reproducían en la pantalla virtual de mi computador a la par que la vista danzaba entre el blanco y negro hasta quedar en el cementerio de las mentiras.


II


Atravieso la avenida de los ahuehuetes en el corredor de la memoria, los juglares del pasado me acompañan, el abanico del tiempo me despoja de sueños y los espacios del recuerdo se desvanecen entre mis ojos; el horizonte se cruza con mis pensamientos alcanzados por  los años que se perdieron en las especulaciones y los momentos de decidir sobre alguna de las historias sin futuro:
El viejo detrás de los espejos me refleja, ya perdí la inocencia del futuro; me enterré en la esperanza y la soledad se desdibuja con los senos aguados del destino, secos, sin aquel manantial que me llenaba.

La madre, la tierra, la nave nodriza de los sueños sin tiempo se fueron desvaneciendo en el carrusel de las canciones que se escucharon entre mítines de los sin rostro en ese atraco del mundo en un sobresalto sin períodos de historia por el tiempo que exigía su porción de sexo y vida.

Quedé solo, en ese punto en que la espiral se acercaba por cada una de sus bandas y la frecuencia del instante se desvanecía por el efecto Doppler…

Devorado por  el horizonte en el hueco del segundo, en la oscura noche de la espera del cambio mientras mi cuerpo agotado se resistía a morir.

sábado, 1 de febrero de 2014

If it was… (el intento)



Te vi en una mañana azul sobre tu cuerpo
un contrastante negro con tu mirar marino
y ese color indefinido en tu sonrisa
que provocó nuevos colores en el día,
era un cuadro normal de calendario
donde sobresalías de las hojas pálidas
como árbol de aniversario a mitad del año.




Tenías piernas de gacela y uniforme de ángel,
busqué la forma de volar contigo sin paracaídas.
Era el momento de la palabra y la taza de café,
fluimos en tranvías de una ciudad imaginaria
que nos inventaba con sorbos y silencios
sumergidos entre versos al azar y precipicios
para que una mujer sin alas en su esqueleto
aprendiera a navegar en el dorso de la noche

Intercambiamos historias de rutinas incómodas
y desempolvamos nuestros sueños olvidados
con tijeras para cortar acentos e hilos invisibles,
lápices y cajas de papel blanco para guardar ideas,
una lágrima, un silencio, un libro roto y Tu,
e inventamos un diferente rincón con la poesía
en que partiríamos sin prisa a un lugar sin tiempo.

Todos los días pintábamos cuadros de duendes
y golondrinas que nos esperaban en el campanario

Aprendimos a nadar sin salvavidas
y conjurábamos la oración para hechizar
los diferentes tus, los diferentes nosotros,
alrededor de la mesa como nuestro oráculo.

Siempre nos esperaban con impaciencia los pájaros.

Nos iniciamos en el rito mágico del verbo,
construimos un caleidoscopio con las mañanas
un poco de agua y tu sonrisa para macerarla
y contemplamos el verso demolido con cristales,
éramos peces viendo pasar a un mundo ajeno
y nosotros respirábamos comas y pronombres
en ese espacio de nadie entre los dos labios,
ese punto medio entre lo abstracto y un beso
que no queríamos definir con las palabras.

Aprendiste a contar sílabas en lugar de números
y a descifrar el mapa de abecedarios australes.
Te cedí el báculo que los pájaros me confiaron
(me sabía indefenso con él entre tus manos).

Volé contigo a esa tierra de palabras húmedas
con una porción de espejos innombrables
donde nosotros mismos nos perderíamos
al iniciar el rito con los huesos de la luna
y así ahuyentar a los espectros acechantes
escondidos en nuestras historias excluyentes.

Me tomarías de la mano para saltar al vacío
donde inventaríamos un lenguaje sin recursos...

Pero nos dio miedo,
el intento se alejó de ambos
y nos confrontó al otro lado del cristal.
Pasó todo demasiado rápido
se fue sin despedirnos.

Nos alejamos para salvarnos.

MHG 2014