Te
vi en una mañana azul sobre tu cuerpo
un
contrastante negro con tu mirar marino
y
ese color indefinido en tu sonrisa
que
provocó nuevos colores en el día,
era
un cuadro normal de calendario
donde
sobresalías de las hojas pálidas
como
árbol de aniversario a mitad del año.
Tenías
piernas de gacela y uniforme de ángel,
busqué
la forma de volar contigo sin paracaídas.
Era
el momento de la palabra y la taza de café,
fluimos
en tranvías de una ciudad imaginaria
que
nos inventaba con sorbos y silencios
sumergidos
entre versos al azar y precipicios
para
que una mujer sin alas en su esqueleto
aprendiera
a navegar en el dorso de la noche
Intercambiamos
historias de rutinas incómodas
y
desempolvamos nuestros sueños olvidados
con
tijeras para cortar acentos e hilos invisibles,
lápices
y cajas de papel blanco para guardar ideas,
una
lágrima, un silencio, un libro roto y Tu,
e
inventamos un diferente rincón con la poesía
en
que partiríamos sin prisa a un lugar sin tiempo.
Todos
los días pintábamos cuadros de duendes
y
golondrinas que nos esperaban en el campanario
Aprendimos
a nadar sin salvavidas
y
conjurábamos la oración para hechizar
los
diferentes tus, los diferentes nosotros,
alrededor
de la mesa como nuestro oráculo.
Siempre
nos esperaban con impaciencia los pájaros.
Nos
iniciamos en el rito mágico del verbo,
construimos
un caleidoscopio con las mañanas
un
poco de agua y tu sonrisa para macerarla
y
contemplamos el verso demolido con cristales,
éramos
peces viendo pasar a un mundo ajeno
y
nosotros respirábamos comas y pronombres
en
ese espacio de nadie entre los dos labios,
ese
punto medio entre lo abstracto y un beso
que
no queríamos definir con las palabras.
Aprendiste
a contar sílabas en lugar de números
y a
descifrar el mapa de abecedarios australes.
Te
cedí el báculo que los pájaros me confiaron
(me
sabía indefenso con él entre tus manos).
Volé
contigo a esa tierra de palabras húmedas
con
una porción de espejos innombrables
donde
nosotros mismos nos perderíamos
al
iniciar el rito con los huesos de la luna
y
así ahuyentar a los espectros acechantes
escondidos
en nuestras historias excluyentes.
Me
tomarías de la mano para saltar al vacío
donde
inventaríamos un lenguaje sin recursos...
Pero
nos dio miedo,
el
intento se alejó de ambos
y
nos confrontó al otro lado del cristal.
Pasó
todo demasiado rápido
se
fue sin despedirnos.
Nos alejamos para salvarnos.
MHG 2014
Qué hermoso poema Modesto!! Saludos
ResponderEliminarGracias Beatriz,
ResponderEliminar... Y volvió al medio día la tarde y el expresso doble cortado...
ResponderEliminarme gusta que llegue una hora del día a otra diferente... y que mejor con un expresso
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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