sábado, 28 de octubre de 2017

Silencio






En el silencio,
el viento cubre de danzantes hologramas a la noche
la perfuma de otoños e inviernos prematuros.
Las calzadas y las avenidas circundan la soledad ennegrecida.
(El silencio) resucita el moribundo diálogo
en un festín de espejos absorbentes,
la idea del amor una vez más la mujer
el otro símbolo despertado por un compás de espera
entre notas silbantes otrora pentagrama encapsulado.

Despierta al verbo y los pronombres se atropellan
en esa negritud de espera
hacia el divino túnel.

De que nos sirve el sol si con nosotros
se encuentra encarcelado
y una palabra, una frase, el árbol
en tornasoles rodeado de hojarascas,
la ventana y el color verde de la espera,
la llevan dentro, muy adentro
de esa prisión donde nos tienes atrapados
en un corazón imaginario
con la quietud de tus conjuros mágicos,

Entonces nosotros nuevamente entrelazados
con la señal de una mirada que alguna vez
nosotros fuimos y seremos.

El viento escurridizo me roba las palabras
y este manuscrito,...
El testimonio es un nocturno fraccionado
en una sonata interminable,
Así la muerte que no podrá borrar a nuestro olvido,
ni el tiempo se podrá detener
para acusarnos de que alguna vez
en un racimo de silencios nos salvamos
como un canon y otro en diferentes melodías
como tú y yo
como nosotros.

sábado, 7 de octubre de 2017

María de nadie

No sé en qué lugar del tiempo que no fluye,
te quedaste sin que pudiera rescatarte.
Porque no sé si alguna vez fuiste tú
con un nombre pegado a una palabra
(no sé si alguna vez fuimos nosotros)
Solamente sé que, en ese rincón de mi memoria,
de vez en cuando apareces
Sin saber si fuiste todos los nombres o alguno en especial.

Lo que es más escurridizo como un pájaro (o un pez)
es saber si algún santoral te representa.
Porque eres la sonrisa de un niño,
un felino que se transforma en perro para jugar
a que le aviente una esfera como un mundo,
o ese amanecer junto a todas mis plegarias
y los silencios que se acumulan en nuestros corazones

Porque alguna vez, cedí ante una expresión mágica
como las ecuaciones que retratan
a un electrón que se desplaza en un cristal imaginario,
y se interpuso entre nosotros.
Y ahora que la muerte es una visita obligatoria
de todos los mundos de mi mundo,
La sinfonía de Bizet en una sala de conciertos
con mi hija tomándome la mano
las arrugas de ese tiempo que sí fluye sin ti
o las flores del cerezo resistiendo al otoño
Y nada de estos atisbos de memoria,
sólo el silencio sin mayúsculas
te trae a mí,
sin viento,
sin espejos
O las alas de un pájaro,
en esta soledad acompañada primero con un café lechero
y luego un argentino vino al lado de algunos quesos químicos
y el deseo de escribirte
O escribirle a Gustavo (Leal) para su despedida,
mientras leía un poema de un amigo mutuo
que abre su alma y vive al otro lado del mundo
en una orilla que nos divide
(a ti y a mi)

Ayer me preguntaba mi hija: ¿Y el piano papá? que por razones del espacio en esa pequeña sala
donde escuchábamos el magistral sonido de la flauta no cabía …
Y en ese instante pensé en ti,
pero sin nombre,
o con un nombre que nos inventamos
y te llamé María,
mientras una cantante de Jazz interpretaba (insistía)
la misma canción de sueños en un boulevard
donde mis pasos recogían La soledad,
pero también misterio
y por él te recuerdo y no te nombro
y te bautizo
y te invento en algún momento
de mis necesidades más profundas,
para que puedas ser de mí
en este lugar imaginario tan real que le llamamos corazón.

Este lugar del tiempo donde no sé todavía si te perdiste o fui rescatado por tus sueños
Para que siempre nosotros, los que aún nos protegemos de nosotros mismos…
Al final nos encontremos.