Me levanto sin ánimo,
preparo un café fuerte,
pesado como mis sueños todavía
adheridos
a otras dimensiones;
reviso la mañana mientras doy sorbos
de día
viaja por mi sangre la cafeína
conciliadora
me introduzco a unos pantalones cortos
despierto de amor y muerte
con otros deseos diferentes,
me dispongo a caminar para planear el
día
para que el aire y las sales se
introduzcan a mi cuerpo
y el mar de arena negra y piedras
enroscadas
acaricien mi mirada mientras las olas
inician su cortejo,
la seducción de sus voces para un
nuevo intento
otro mundo de magia diferente al de
los duendes,
criaturas voladoras que borran con su
trazo mis caminos
y en pedazos de recuerdos y otros
símbolos,
desmenuzo uno por uno mis sueños ya
disueltos.
El café tiene la droga suficiente
para romper la membrana de los signos
y transformar las imágenes en un
esquema diferente
que se acurruca en el sonido seductor de la marea,
cerca del mar,
de mi larga caminata de ida y vuelta
por una playa pequeña no exenta de
encantos peculiares,
diferentes aventuras en el paso de
los días;
espera por mi una jornada de letras y
despensas,
viajes a la realidad ordinaria de la
vida,
la que en sí nos presiona
para buscar el sustento continuo
de alimento y amor
en medio de otros escenarios.
Es cierto, el sueño, el café,
el rito de montarse en unos tenis,
el rito de montarse en unos tenis,
un pantaloncilloy así caminar
por la esquina de un infinito conocido,
por la esquina de un infinito conocido,
desplazarse unos minutos al lado del
misterio de la vida
para regresar nuevamente a otra vida
igual de verdadera,
también es aventura,
escalar la cúspide de un mediodía de
pájaros
y otras máquinas volantes,
terrestres,
metáforas de alimentos enlatados,
microondas recordando el inicio del
los tiempos,
calentando una porción de oxígeno por
ratos;
los sueños me esperan al inicio del
crepúsculo,
los deseos no satisfechos se perderán
en ellos,
mientras tanto me dispongo a esperar
al otro día
recordar una novia ausente,
a la mujer que nunca me hizo caso,
una historia de amor que no es la
mía,
regresar con mi cuerpo a esta ciudad
indiferente
y soñar despierto en los sueños
cuando sueño.
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