sábado, 24 de noviembre de 2012

El Brujo y la Teoría de cuerdas






Segunda canción del Laberinto

Hay un boquete por el que salen los fantasmas
del mundo de los sueños
ellos en realidad asustan porque  son seres extraños
que intentan  hacernos regresar al mundo virtual
de las mentiras  artificiosamente adornadas con verdades.
Son las otras realidades donde el águila acecha
y elabora el historial de cada uno.
Realiza su inventario de ideas oscilando con el tiempo
construye (con las palabras) la estructura resonante
de cada punto de la malla que envuelve al universo.

“Eso es sofisma”, diría nuestro poeta,
el brujo que supo saltar en ambos mundos
llevándose el secreto al lado de los muertos.

El es así, dialogaban conmigo las palabras
que salieron transformadas por sus manos;
fórmulas tratando de aclarar nuestro destino,
al desenredar las madejas de hilo que en realidad
son cuerdas y que al final son vibraciones
que dividen las notas musicales en ocho partes
y solo es un principio, otra metáfora perfecta
que la ciencia reinterpreta con los números
en un lenguaje articulado de abstracciones;
Paradojas, ahora en este siglo que pasó,
son los logros sustentados para inventar,
interpretar, reconstruir las otras entidades.

Avatares del álgebra y el cálculo, trilogía
de  sacerdotes que al cruzarse en el camino
refuerzan las ideas de que no hacer nada;
es el intento único, el supremo,
el que espanta los fantasmas de los sueños.


Los saltos que realizan para contar la vida
se combinan en una acústica con notas de silencio.

El Brujo, el Físico, el Poeta; los tres son atrapados
por la red y los tres son uno solo que interpreta
en tres caminos diferentes y tres procesos
igualmente dolorosos,
que el universo en su infinita pequeñez,
con solamente una teoría vibratoria,
teje la red, descubre al águila y encuentra la metáfora
entre sueños, teorías cosmogónicas  y palabras.

Si hay números mágicos
para interpretar el camino del átomo,
entender la trayectoria,
el brinco de un espacio a otro
de un electrón encadenado en el espacio
por fuerzas invisibles y a veces,
encontrado al mismo tiempo,
en dos “lugares” diferentes;
también se necesita el “toque mágico”
el salto cuántico del brujo
para estar en ambas partes
y como el mismo electrón,
de igual forma cambia el Nahual
y el felino se convierte en hombre,
vence a la muerte
y es venerado por la ciencia.

Y algunos se enojan y paradójicamente
aquel que más se enoja,
se enoja por no querer aceptar
que Dios juega a los dados.

Es el brujo principal que abrió la compuerta
de otros mundos de luz que se desplazan
por un tapete inmenso y negro, a veces curvo
y en otras ocasiones y por otras gravedades
es el hoyo del mismo color quien la detiene.

O al revés; solo el Poeta puede percibir
con las palabras y las cábalas,
con un complejo sistema de rimas
y de ritmos, de octavos y tercetos
de cuartetos, nocturnos y sonetos,
que el poema no es un conjunto armónico
de sílabas que hilvanan las ideas solamente.

El poema, la poesía,
es el espejo en que los brujos se reflejan
y es reflejado de igual forma el misterio,
los secretos de un universo lógico y coherente
pero que en su esencia verdadera es mágico.

Y los fantasmas, los sueños, la música
hecha número o tropo imaginario
o sinfonía de silencios,
son atisbos en cascada ondulatoria
cuando atrás de la partícula mas pequeña del cosmos,
solo la nada
representada en una nota musical
es quien la forma.

2 comentarios:

  1. Uffff, que intenso. Y que fascinante homologación del brujo físico poeta, sin comas ni divisiones. Todos son uno, como lo dices.Ese interactuar de ciencia y poesía, que a los que hemos navegado entre órbitas atómicas, cálculo y derivadas, simplemente nunca imaginamos su cabida en un poema.
    Y la magia, la subyugante magia. Reitero... Fascinante.

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    1. No había tenido oportunidad de contestarte Lety. Gracias por tu lectura! :)

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