(A los músicos)
Llegan
a mí las notas del ritmo
que
despertaron mi conciencia
fue
con ellas sin entender mensajes
quienes
sacudieron mi alma.
Viajé
por las calles viejas
de
una ciudad sin nombre que apenas,
en
los pasos gastados de los guerreros,
de
las cuerdas y los tambores
adoradores
de la yerba santa
como
orishas sin saber que existían
fueron
construyendo un caserío ecléctico
entre
las ruinas del pasado.
Algunos
fueron sacrificados
por
el momento del gozo y la evasión,
al
no comprender que el viaje
se
encontraba escondido en las bancas
de
una iglesia que anida en los corazones
de
los que gritaban esta parte de vida
que
renace y se repite después del ciclo viejo.
Es
la piedra angular de otra historia
que
con los límpidos sonidos de la nada
iremos
construyendo lentamente para
el
despertar del canto amordazado.
Nota: Elegua es el dueño de los caminos y el destino, es el que abre o cierra el camino a la felicidad; es muy travieso y su nombre significa "el mensajero príncipe." (Wikipedia)
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