martes, 4 de diciembre de 2012

Agua



                                       Amanecer en Playa Santa Ana, Boca del Río, Ver.

Entre la bruma que me dejaban los recuerdos
como si fueran el barco que se aleja del puerto
en medio de la zozobra de los días por venir
la sorpresa agazapada en la espera del acontecer,
me preguntaba nuevamente por la Historia
como el eco necesario para predecir el futuro
en surcos de sangre derramada en el Oráculo.

La barca había partido en un mar incierto y apacible
emergida de las paredes del llanto y la  fortuna
experiencias de otras embarcaciones sin futuro
que el pasado reclamó en las manos de aquellos
marineros cargados de esperanza y algunos miedos
cuando en la fantasía de otros, los monstruos nacían;
eran fantasmas a vencer para llegar a tierra firme.

Regresan las esperanzas perdidas ahora duraznos
en flores blancas y colores sepia de retrato antiguo,
que se confunde con las rejillas de números abstractos,
perdidos en la curvatura de luz hecha metáfora
en gravedades que devoran nuestras esperanzas,
hoyos mágicos en la profundidad del verso amoroso
y místico, silencios que se confabulan con la partida.

En los cuatro puntos cardinales el símbolo colorido
los ritmos acompasados de tristezas en cuatro etapas
siempre la muerte sin desprenderse de su hermana
como dos mujeres en delfos en un grito dividido
antes la lira, madre inicial con el madero hueco de la selva,
y los sonidos de arena encerrados en la jícara de los lamentos
la voz como inicio del cuaderno pautado en el oído de otro.

El suave murmullo de las aguas en su recorrido decantado,
el peñasco en  lágrimas diluidas por un  Cronos  rebelde,
el camino escondido en la gruta donde Acuario se abastece
y Erato susurra las cuerdas de su lira con los dedos
mientras del agua emerge, Clío con su tropel de tiempos
en un concierto de silencios que inventan la palabra,
presencias que nos acercan más al viaje sin retorno,

construimos  un mapa dibujado en medio de la nada.
De todos los puntos de la tierra llegarán embarcaciones
a una Atlantis renovada  que los fenicios añoraron
la tierra de armonía y danza donde las ninfas nacieron
así este puerto sin nombre, punto de encuentro imaginario
bañado por las aguas de un océano de letras  líquidas
metáforas, misterios, intentos del poema, hemos zarpado. 

(Cuando iniciamos el sitio del Abordaje 2009)

2 comentarios:

  1. Entre el vasto universo del agua, que tuvimos el privilegio de conocer desde que nacimos, arroyos, lagunas, pozas, ríos, brazos de mar, etc., éste, el MAR es el dios irrebatible de la evocación poética. De encuentros, reencuentros y despedidas. Una elegía que llena mi espíritu marino y marinero por antonomasia. Mi mar ...

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