martes, 11 de junio de 2013

Rabia congelada




Busco sin encontrar, escribo a solas
no hay nadie, cae el día, cae el año
caigo con el instante, caigo a fondo
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen disfrazada,...          Octavio Paz, Piedra de Sol.



I
Tarde de lluvia
“lluvia que me pone triste”
me decías
lluvia que recuerda mi tristeza,
lluvia que moja mis estados de ánimo
que me obliga a escribir
mi propia muerte dentro de tu mente
me obliga a recordar y hacer morir
todo instante transcurrido
como un río de peces y de piedras
como una solo flor que se
prolonga en un cuarto envidiado
por todas mis criaturas.

Lluvia de aceras caminadas
de ventanas que vigilan mis ideas
y me hacen recordar las mariposas.

Lluvia de mujer, vientre de lluvia
senos de lluvia, besos de lluvia
miradas de agua que recuerdan el diluvio
cascada que me inunda
y suavemente va cubriendo
tu piel de agua
a tus ciudades
de noches
y
de tardes
que visten tu desnudez de ideas
abolidas por un millón de hombres

Regreso  a tu mirada de agua
que puede ser de fuego
Me olvido del diluvio
y te veo
desnuda
sin ropaje de hace siglos
dándole luz al cuarto oscuro
navegando entre abrazos y cinturas,
tu piel de risa
tu piel de terciopelo arrebatado
de niños y de tierra
piel de pan, de hambre y sed
Tu piel despojada de todos los disfraces
de monjas y de curas
tu piel de calles
y de ríos
de puerta y árbol
presagio verde de manzanas.

     Beso tus dedos
suavemente deposito
un tiempo cristalino en tus nudillos arrugados.
Cierro los ojos, escucho voces y risas,
un poco más distante escucho música
pero  en ese momento ya no hay nadie
te llevo de mi boca entre tus dedos
a un beso que son los besos otros
los otros tiempos
las otras veces

Abro los ojos despierto de
un tiempo engullido por si mismo
un tiempo de agua
de corta cabellera.

Salgo de mí
Busco por fuera para encontrarte
y en un diluvio epistolario
me olvido de todos mis reproches
mi amor de polvo
de sangre seca
mi amor que se estaciona entre las piedras
se moja de palabras
se libera de viejas soledades
y ellas dibujan con mentiras
tu libertad encadenada
tu lucha de agua que no es fuego
y comienza a bautizar con otros nombres
tu desidia
tu apatía.

Estás dormida
deposito lentamente mis besos en tu espalda
me sumerjo por tu cuello y por tus senos
cierro los ojos y te imagino Alicia niña
en el espejo viejo
el que solo devuelve imágenes de Historia.
rompo el cristal me desintegro y no
soy nada sólo puntos que se posan
en tu espalda
puntos que poco a poco va secando el agua
puntos de llama
puntos de piedra y crisantemos blancos
que se van desmenuzando
entre tu sueño.

Estoy dentro de ti
navego por parajes solitarios.
Aquí no llueve sólo hay un plano
sumergido
no somos tú.


II

Desde la tumba del amor
con una lápida de estrellas
y un firmamento reducido
lanzo una plegaria de rabia congelada
un huracán de palabras que se apagan
toda mi colección de verbos silenciados.

Desde la muerte del ayer incierto
rescato a la mañana herida
de alguna forma por una tierra estéril.

Desde la tumba del amor
en esa tierra
nace una flor negra
que no es de ayer ni de mañana
una flor de roca y piedra
tan sólo indica el tallo
que no es ni pan ni árbol . . .
que allí
en esa tierra ignota
disfrazada de plantas instantáneas
en esa tierra poblada de fantasmas
surcada de historias repetidas
también fue sepultado el verbo
la canción y la batalla

Hago memoria y llegan a mí
las flores del presente eterno
las mariposas del tiempo
los pájaros que brotaban de tu boca,
los peces que se resbalaban
por tus manos
voy más allá
regreso al instante
en que fuiste puerta y árbol
Presagio verde de manzanas
geografía de ciudades habitadas
continente rojinegro de batallas diarias
sal de pueblo
bandera de infinitos
busco dentro de mí para encontrarte
paseo por las oscuras galerías de mi cuerpo
hago recuento de todos los que fueron
y pienso en Quetzalcóatl
el dios perdido y derrotado
al convertirse en hombre
Prometeo el ladrón
cien veces muerto en vida
pagando su pecado
Sócrates mismo
Jesús el hombre
(el que tanto se escuchaba
entre comillas por tu casa)
vendido por el que no pudo resistir la oferta.

Regreso a un cuarto liso
sin ventanas
donde ayer sólo se hablaba
de planetas y en el cabía
toda tu imponente arquitectura
tu sexo cósmico
tu monte trasurbano y majestuoso
tus colinas sumergidas en la palma
de mi mano
toda tu alma revestida de poros incesantes
tu espalda de agua perdida entre mis dedos
tu ombligo
profundo cráter donde
cabe el universo

Y todos tus mundos
toda tu historia
todos tus dioses
eran ahogados por el verbo
que se hizo grito y agua
mar profundo como un pájaro

Y sin embargo ahora
haciendo el recuento del pasado
encontrando todos aquellos sentimientos idos
pronunciando la palabra libertad sin nombre
bautizando a todas las ciudades conquistadas
después de tantos sitios
de tantos parlamentos y combates
de haber roto con Dios
con la Piedra de Sol
con todas las canciones de los hombres
después de haber ganado el pan
la poesía la misma noche
ahora
después de tantos sueños
y otros despertares
en este instante
que no es el tiempo pétreo
sino la nada
de la que algunas
veces salen flores y los últimos combates
me pregunto
una y mil veces me pregunto
si habrá tenido caso seguir
coqueteando con la historia
de haberse asomado al orificio
de penetrar el infinito
de haber sentido luz
en aquel montículo nocturno

Hoy en los momentos de proceso
y retroceso buscando la cerebral
respuesta
a no tener impulso de buscarte
a no desear rescatarme
atravesar esa loca aventura
de una tierra habitada por fantasmas
de esperar noche tras noche
tu mediodía de campanas mudas
la reparación de un reloj
de maquinaria gregoriana
Busco busco tan solo una
respuesta incontestable
un planteamiento “ilógico” de Einstein
una  justificación de la vejez
las reglas del juego en un
tablero de ajedrez
la Alicia niña en el espejo viejo
el juego de dados en un tapete
inmenso y negro
todos los universos en que nos encontramos
aquella luz que no es de sol ni luna
una frase
una mirada extraviada
en el espejo
una imagen
una nota
un cuento
un verso congelado
busco sin perderme hasta encontrarte
ciego
atado de manos
con un jardín de piedras sepultando
todos mis estados de ánimo.

III

Después de muchas espirales
varios laberintos en la noche
me alejo mas del punto
me alejo mas de ti como
un sueño sin montañas

Te veo
dentro de un plano sumergido
busco entre los vidrios y el diamante
en una copa de cristal
busco en el agua transparente
mi retrato
mi verdadera faz
mi muerte obligatoria

camino entre sarcófagos y cirios
las flamas y tu rostro
se van multiplicando.

La flor negra
testigo mudo
de sábanas y almohada
flor-ombligo
flor-vientre
flor-pan endurecido por los días
flor petrificada por cuentos de fantasmas
flor verídica que alguna vez fue historia
flor de lenguas . . . y de bocas
flor de peces muertos
flor de polvo más viejo
que la Biblia
flor resurrección
flor pasado
flor y canto de sirenas
que se quedo en la Ilíada
mirada que se mira
en la mirada de Argos
flor medusa
que algunas veces fueron
Ulises y Penélope
flor de Cíclope y de nadie
mi yo despreciado
por tu espalda
tu mismo vientre generando rebeldía

Una larga espera
cuántos días
cuántos aparadores  y calles
que apantallan  a lo más
profundo de tu cuerpo
cuánto tumulto de campanas sordas
de gritos
de niños ahogados en la nada

Sin embargo el universo
prosigue su canto hidrogenoide
las nubes siguen dibujando
su leyenda
el viejo avanza sin premura
hacia la muerte
la estrella por secarse
los ríos por llegar al mar
es cierto
aquí no pasa nada.


1981 del libro  La ciudad de los soles nocturnos



4 comentarios:

  1. Modesto, todos tus versos me han gustado, hasta emocionado diría...pero con la estrofa final me siento identificada...totalmente.Cariños...saludos.

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    1. Beatriz, doble emoción hay que tiene el autor y lo que me comentas como lectora y poeta que eres querida amiga, porque pudo el poema, provocar esos sentimientos. Un abrazo afectuoso querida amiga.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. También lo fue para mi, querida amiga pero el acontecimiento tuyo fue increible... Felicidades

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