lunes, 21 de enero de 2013

Partido en pájaros


(Poema gráfico de Amalia Cabral de Zalles)





Estoy partido en tres mundos,
dividido por palabras que  se cuelan
por los recovecos de mi cuerpo,
se apoderan de un lugar
y se estacionan para gestar letras;
son gallináceas
en un lugar sin mallas.    
                   
En otro mundo hay una ventana 
donde los pájaros se cuelan
y hacen de mi sed su abrevadero,
 juntos nos saciamos de la nada.

Ríos secos  me recorren
en este sistema planetario,
cuencas, páramos a la espera de las aguas,
en tanto los pájaros dormidos 
sueñan con mis sueños
y las gallinas ponen su ración de letras
concebidas por este mundo de palabras,
diluvio interminable,
monzón,
ciclón,
tormenta repetida.


En esta trilogía de semánticas
en que la abstracción del pensamiento
es el nirvana del hambriento,
mi piel es el periódico del tiempo,
mi rostro un libro de historia inédito
que solo es recorrido por mis ojos
en las pocas ocasiones que me postro ante el espejo,
la ausencia de fugaces emisarias
una huella de olvido dejada por el viento
mientras la tarde sin prisas se levanta.

Resulta que en revistas literarias se han perdido
las otras palabras no gestadas,
los deseos de muchas voces cacareadas
en ese gallinero de metáforas.

Hay un mapa estelar dibujado
por brujos medievales
que se definen con círculos perfectos
las elipsis de los astros decadentes,
una colina en la métrica del verso
y la torcaza solitaria picoteándome los sueños.



Tres son la señales que han tenido a bien
dejar sobre mi cuerpo en el camino de la vida,
los bufones del destino:

A saber el día que me perdí en una enciclopedia
y nadie me encontraba,
hasta que en la sección de los mitos y leyendas,
dormido había crecido;


en otra ocasión por esas ironías del mayor de los bufones,
una ola de historias sustentadas,
me arrastró a la orilla de una playa
desnuda,
solitaria 
una mujer
envuelta en apotegmas o teoremas,
me pidió que encontrara los axiomas sustentados por su sexo.

Entre estas tres señales mi cuerpo ha sido recorrido,
dibujado,
escrito,
sepultado;
ha sido nido de sentimientos inconclusos
alas de deseos insatisfechos
paradojas de noches amorosas 
con plenilunios de  amores no resueltos


y finalmente,
atado a la diosa más cruel y despiadada,
aquella que no perdona un minuto de descanso
adoradora en si misma de sus dones
que a veces se apodera de mi savia.


Atado me encuentro en sus extremidades.
Sinécdoques, imágenes de pájaros,
otra vez condenado por los pájaros
como una marca feroz sin resolverse
al no encontrar ambos la fuerza suficiente
para dejar sus brazos;

manos de pájaros sus alas
pájaros despiertos sus entrañas
pájaros picando mis entrañas
alimentándose de versos y palabras

al fin pájaros
mi fiel imagen
el símil repetido
en silencio de trinos en las hojas 
del periódico incrustado
a la parte mas oscura del relato,

figuras que se pegan a la palma de mis manos,
huellas violentas en un dulce desafío,
brújula pájaro,
mujer pájaro,
diosa pájaro
que en pájaro transforma
cada una de las letras de mi cuerpo.


Es la poesía sinónimo de pájaros
cautivo eterno hasta que el cuerpo muera
soy por ella fiel adorador de pájaros
como pájaros los dones en que estoy encadenado
finalmente pajarero,
su eterno enamorado.

2 comentarios:

  1. Los pájaros que me concibieron y alentaron mi vuelo, se tornaron poesía en el silencio de trinos de tu fiel amante. Sigue volando Moyeto...

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