domingo, 20 de enero de 2013

OM



bubuas baja bargo devia savi mahim deoyola
om santi


La oración de la madrugada se confunde
con el grito de parto que tiene el alba,
una mujer canta una frase repetida,
en él deposito mi ausencia y mi vacío,
la parte oscura de la noche se disuelve,
todos encontramos la luz perdida
y  la mañana nos devuelve la alegría;

no hay mas desequilibrio en la tristeza,
todos giramos al unísono en dos letras,
en una entramos por su vientre ancho
como un buda que nos sonríe al inicio
y luego una jugada en tres palomas,
tres árboles ramificados en una copa,
nos brinda el símbolo de lo que es vida,
lágrimas que se pierden en el silencio.

Un hombre santo pinta su consuelo
y en polvos mágicos nos devuelve el ánimo,
es cierto, no nos sorprende lo sucedido,
en el remoto tiempo ya no existe,
el mundo es una galleta de harina y miel
o una pócima milagrosa para el enfermo,
la muerte agazapada siempre en acecho
y un costado de luz es nuestro tiempo
en la plegaria  del canto repetido.

Entre la parte inicial de los lamentos
la letra m en su misterio nos protege
y en una vocal inmensa nos bañamos.


  

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