María llena eres de gracia... Blanco y Negro (Digital) Retrato (www.artelista.com)
En mi país que tristeza, la pobreza y el rencor…
Dice mi padre que ya llegará desde el fondo
del
tiempo otro tiempo y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que sueña labrando su breve solar…
sobre un pueblo que sueña labrando su breve solar…
Alfredo
Zitarrosa
Otra forma de decir las cosas, o
lo que es lo mismo:
“Los
tiempos en que John Lennon cantaba sin saber
que el sería diferente”
Los días pasaban como el jueves
de plaza en el viejo barrio Santa Cruz o la escuela y el tranvía que me
regresaba a ese lugar privilegiado que era mi cuadra mi casa, el cine de
barriada, la cerrada, donde jugaría por las tardes el tochito, el bote, a la botella, las anchuras, el spiro.
Una lonchería en el pasillo del
viejo cine me recordaba las grandes salas de café de un lejano parís, siempre
soñado nunca visitado, alimentado por los filmes que en ese entonces pasarían
por las noches del martes a 3 pesos por entrada y dos películas.
Las “marías” vendiendo en sus
tendidos los vestigios del “milagro mexicano”: jitomates, ajos, chiles,
tortillas azules, nopales y tlacoyos; sin embargo el sistema encarnado en las
“julias” del gobierno, por querer embellecer una ciudad, arrasaría sus
tortillas y los hijos junto a ellas. Por otro lado aparecían en la radio, noticias,
canciones, comentarios suspicaces de una sociedad aún muy lejos de ser
cosmopolita; el Tláloc, símbolo se piedra en los “Tiempo modernos”, era
transportado a su nuevo recinto, yo lo había visto en su lugar original.
Los desayunos escolares antes
del “milagro petrolero”, se repartían en todas las escuelas oficiales (las
privadas se eximían de comer semejantes tonterías con el pretexto de abdicar
para los “niños pobres” que no asistían al México). Había uno que otro maestro
comunista y a los alumnos regalaban libros sobre la vida de héroes no
“oficiales”, los hermanos Rodríguez aún no habían muerto en las calzadas del
asfalto y los peraltes.
Eran tiempos del Memín y de la
plaga, del camión de pasajeros que arrastraba con el esa vieja película de “Esquina
bajan” con David Silva, de “Con quien andan nuestro hijos” y “Quinceañera” , de
“Rebelde sin causa” y “Esplendor sobre la hierba”; “Ella te ama” era la canción
junto con “Sombras” que se escuchaba por la radio y las niñas eran fresas y las
niñas nos besaban en el juego de botella y las niñas comenzaban a ser mujeres, esposas,
secretarias y amantes del mismo señor
que daba clases de moral alrededor de la mesa
a los miembros de su casa.
Los melenudos, piojosos, jipis
le decían, eran ajenos en esa calle perdida de la
Del Valle es cierto, “el milagro mexicano”
era un éxito; Salvador Novo en esos
tiempos no lejanos era el cronista y Octavio Paz no había ganado el premio
Nobel todavía. Solo pocos, como entonces, leían el periódico; en Siempre! la
revista, surgía una nueva camada de escritores, periodistas, cronistas,
mafiosos al decir de una sola voz por esos días. Mundo, Caballero, D´tiqueta, Vanidades,
el Ja-Ja y otras tantas revistas, sin leerse, llenaban a rabiar el puesto de periódicos
en la esquina.
Todos íbamos de corbata a la
escuela secundaria; pasaban documentales de antiguos emiratos que ahora por el
petróleo se habían modernizado y nosotros, cantábamos las canciones del primer
disco de los Beatles. Ni pensar que algún día existiría Avándaro o el viejo
lagarto quemando mota en el desierto, María Sabina apenas era descubierta por
turistas un poco mas aventurados que los chavos de mochila haciendo turismo
ecológico y viajes iniciáticos.
Las fiestas con mocasines de
gamuza y playeras de “vanlon” con el mismo color de calcetines, grises
pantalones igual que los zapatos y amarillos lo demás, pelo corto, bien
portados, Rocío Durcal, los Teen Tops, los locos del ritmo, Enrique Guzmán y Cesar
Costa, era lo común por esos días en que otros lugares combinaban el jolgorio
con la Sonora Santanera
y Carlos Campos, el mambo, y Trini López, Sonia y Miriam y los Panchos, para
alegría de los mayores, de esa última defensa de las “buenas costumbres”.
Es cierto que las noticias
llegaban un poco menos lentas y los Beatles poco a poco llenaban el espacio de la
radio, sin embargo Hungría, Checoslovaquia, la guerra estúpida en una ciudad de
la península indochina, todas esas noticias, aún no alcanzaban las frecuencias.
Así empezó todo este relajo del
cambio, el caos, el rompimiento del sistema, el miedo de los grandes, las
buenas conciencias amenazadas por la música, y el discurso subversivo que
también acechaba en los salones.
Mi pregunta es si acaso haya
sido el rock a secas, o la poesía de Neruda y de Vallejo, Pedro Páramo,
Revueltas, la República
refugiada en los pasillos de la UNAM,
o los barbones guerrilleros liberando a la isla del tirano y todas las muertes
paradójicamente dos veces reprimidas por la radio, fueran los responsables de
despertar a la conciencia del hombre arrodillado durmiendo a expensas del mentado
milagro mexicano. Ocho años atrás, Jaramillo asesinado con toda y su familia, Vallejo,
Campa y los acusados por ese artículo de disolución social, sacado de la manga,
esperaban en la cárcel por nosotros y demás elementos invisibles que en un
momento se unieron para otro “despertar”.
No se que pasó, solo se que en
esos momentos, Parménides, José Agustin, entre otros, el jazz antes en los
plásticos cafés existenciales, la barba de candado, las catacumbas, el “Randevoú”
y algunos lugares que no conocía: Lecumberri,
la Sierra Madre
en el pueblo de Madera, el FLN, el
ejemplo en ese entonces de “pulgarcito” defendiendo su porción de tierra y
paraíso ante la “junai1” y los mafiosos, Arbenz y Guatemala, el
despegue del Ché y el supuesto lugar de nacimiento del antiguo presidente, Camilo
torres, Bob Dylan, “Rayuela”, los Grafitis reinventados en París, otra vez los Beatles
o que se yo… por fin se pasearon por las calles de Tacuba y de Copilco, y
después, las calzadas bañadas por la sangre derramada como hace siglos, en otro
templo igual al mismo espacio el dos de octubre, fueron los que al fin
detonaron con lágrimas y fuego, esa dormida rebeldía, el despertar una vez mas
de la conciencia.
No se si fue el rock o las
películas, los jipis, la UNAM,
las muertes, Camus, Sartre, la brujería, la astrología, la poesía; Chico
Buarque, Benedetti, pero ahora después de esos años, a pesar de tantas vidas
sacrificadas y tantas muertes, las marías ya no venden milagros, solo hay rescates
bancarios con 40 millones de pobreza, narcotráfico,
reformas, una tras otra que supuestamente nos harán ricos, sabios, educados. Ahora,
seguimos con las mismas preguntas y abultando una vez mas las carteras de los otrora
viejos gordos, retratados en los monos de Quezada y la novela Artemio Cruz de
Carlos Fuentes, políticos, magnates, industriales, prestanombres; en estos
tiempos: delgados banqueros deportistas y sin tener culpa en parte las
escuelas, egresados de Yale, Princeton y Harvard; nosotros… a los que nos
llaman “pueblo”… también llenamos los bolsillos con la ausencia de respuestas y
de sueños.
Ahora, sin saber como pasó,
ahora después de tantos despertares, volvemos a dormir sin poder alcanzar a
nuestros sueños.
1.- así le decían a la United Fruit Company
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