martes, 15 de octubre de 2013

Balada del espejo roto

                                                                        Autoretrato con lazo. Francisco Toledo





Sobre mis pasos sueño,
camino alrededor de mi mismo
para encontrar el punto
donde un día te perdí


Camino al cafecito como todos los días
en alguna de sus mesas cubre mi tiempo
de lecturas y terapias con el sabor a expreso,
los días se vacían entre la ausencia de respuestas
solo preguntas disfrazadas con libros diferentes,
alguna plática con el vecino sobre las palabras
que no encuentra para llenar el crucigrama.

Paréntesis de tiempo que se inicia con los pasos
y  cortan la distancia entre mi casa y el encuentro,
ellos sueñan y no quieren detenerse  en el trayecto
es la paradoja del camino fragmentado del espejo.

Saludo a los vendedores ambulantes con una sonrisa,
ellos no tienen permiso para entrar a mis tristezas,
estas se diluyen con la pequeña  taza de café,
la espuma es el otro lado de un espejo roto
donde la rutina  es diferente en cada sorbo
en que mis sueños se ahogan en la espiral
de una topología imaginaria y recurrente.
Leo alguna noticia que devuelve al desconcierto,
ese rostro de rutina repetida y aburrida
y regreso sobre mis pasos  al puente diario
que conecta los sueños con otra realidad imaginaria.
Dos hermanos menores de 13 años tocan el acordeón
y saco una moneda para regalarles una sonrisa,
pienso en la vida y los años que les debe,
veo imágenes de amargura y muerte en los periódicos,
la fantasía de que somos los mejores en el circo del futbol,
el lenguaje que utilizan los políticos para engañar la pobreza.

La ciudad se desdobla y repite en los rostros su neurosis
alguien maneja el tráfico en un crucero y fuma marihuana, 
el señor de las verduras se marchita junto con ellas
y un gato le maúlla al otro lado de la reja,
nuevamente llego a mi casa,
la cocina es una iglesia sin parroquias
o feligreses satisfechos en la boca del espíritu,
abro el  refrigerador hambriento y solitario,
el pizarrón está con unos pensamientos sobre el Yo
acerca de un trabajo que tengo que escribir,
me río un poco de mi mismo mientras medito.

En la mañana caminé,
siempre camino alrededor de mi mismo
alrededor de un punto imaginario,
el centro de mis ausencias,
el vacío de una  realidad
que no puede atrapar su esencia
ni representarse con los símbolos
que dibujen silencios diferentes, 
guijarros que me indiquen un camino,
el lazo entre mis sueños.
A esto es lo que llamo soledad,
el retrato de los días que cambian de color
por lo inevitable del sol y el universo
mientras la noche es el final de otro bucle
que no quiere desprenderse de si mismo.

Ahora duermo,
mas bien trato de dormir para escaparme
trato de rescatar los pasos  del café a la casa
una mesa diferente y la cama
como el ataúd de alguien que no soy yo,
solo la imagen de otro yo en ese espejo roto,
finalmente mis sueños son devorados por su reflejo
se quiebran y a lo lejos escucho el televisor que me despierta,

Estoy solo….

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