Estamos solos y en esa soledad nos acompañan
las otras soledades de nosotros y es cierto,
es la noche quien ronda por mi cuerpo
o transita por las venas en momentos.
Es solo un tiempo de ausencias y dolores
que se hace eterno en el instante de los días
en este calendario donde es una lluvia sin
plegaria,
un olvido temporal por mis arterias.
No obstante, alma mía, mi aurora,
mi cielo cubierto de pájaros y bocas
que son las bocas tuyas
no permitieron asomarse ni al alba ni a la noche,
solo el impase de un cronómetro distinto,
mi vida, este cielo, mis muertes y mis días,
mi silencio empañado por espejos vacilantes
son todos tuyos como tuyos los minutos y segundos
donde el amor, mi corazón pegado al tuyo y mis
sueños
refugiados en algún rincón de mi cerebro,
en espera que el torrente sanguíneo los llevara
hacia un lugar de este continente que creamos…
también son tuyos y no forman parte del olvido
ni del alba ni el ocaso por estos días de muerte
y de muertos en este país de soledades
y estadísticas de Hades y Perséfone.
Estoy aquí de nuevo rodeado de silencios
estamos solos, es cierto, distantes y lejanos
pero no puedo despertar si no he dormido
y fue el conjuro de tus versos, la luna,
los que me regresaron de este exilio
voluntario.
II
Desde tu esencia,
tu ser sin nombre,
desde lo más
profundo de tus labios
hasta tus
huesos, leo tu decreto
en ese país
de nubes púrpuras,
por los ríos
donde fluyen las palabras,
rojas como
el pronombre que te señala
pegado a
otros nombres que me bautizaron
cuando nos
enfrentaron a una cofradía
de espejos
donde la nada se hizo añicos
en este
diálogo sin sueños,
sin
cuerpos,
sin
historias,
en esa
colisión en que la soledad se pulveriza
cuando se
encuentra en tu lejana y diferente patria,
ese yo tan
tuyo en un territorio sin banderas
donde
llueven catedrales y plegarias
por otros
silencios que habitan en tu cuerpo
y esperan
el milagro con el ritual de tu boca,
(peregrinar
de pájaros y beso sin pronombres),
que
pronuncie mi nombre, bautice mis ausencias
en este
otro territorio desterrado
y pueble
con tu lengua mis vacíos
y me lleven
por tus sílabas a otros tiempos
donde el
tiempo no exista,
en esa
región que te pronuncia
y te hace
indefinidamente mía
con la
única palabra que sale de mi boca,
con el tuyo
eterno de mis finales lunas
en que los
dos, al fin,
desnudos
de huesos y
poesía,
de muerte y
vida,
sin tus
mundos
ni los
míos,
sin fechas
ni santuarios,
seamos
solamente de nosotros.
Como extrañaba tu poética Modesto, hacía mucho tiempo que no leía tus silencios, tus ausencias y lejanías. Esta suerte de lírica nostalgia que se deja sentir. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarBeatriz, amiga querida, gracias por estar aquí, recreas el poema, Abrazos
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