El mundo híbrido ya no es
mágico, no hay burbujas encantadas
ni cilindros encerrando papiros, manuscritos, códices de verdades
no reveladas para el grueso de la gente y pide que algo mejor
que las piedras y la nada sean descubiertos por los signos ocultos
del conjuro escondido en un portal en que el viejo hooker cantaba
“of big town”; ciudades grandes que se tragan mis palabras
anzuelos como máquinas rastreras a la búsqueda de espacios
todavía no descubiertos por los sueños.
ni cilindros encerrando papiros, manuscritos, códices de verdades
no reveladas para el grueso de la gente y pide que algo mejor
que las piedras y la nada sean descubiertos por los signos ocultos
del conjuro escondido en un portal en que el viejo hooker cantaba
“of big town”; ciudades grandes que se tragan mis palabras
anzuelos como máquinas rastreras a la búsqueda de espacios
todavía no descubiertos por los sueños.
¿Por qué no acechar a la palabra
que se esconde
tras el sonido simple de una guitarra valenciana
saliendo de un cuarto, a través de la ventana?
tras el sonido simple de una guitarra valenciana
saliendo de un cuarto, a través de la ventana?
A
Blusero, Oscar y Nacho, tres chamanes del Blues
I
El
principio (o el Blues y su parte mágica)
En el final de los
tiempos, o mejor dicho: en el principio del final de
los tiempos aparecieron
los guerreros dormidos para intentar romper
el hechizo que sufría el
planeta.
Todo comenzó
con los cantos secretos de la tristeza que salían de las gargantas
profundas para
hablar de la injusticia y la maldad de los hombres, de la opresión
que ha
sentido una raza que en secreto conspiraba con el silencio al calor de
las
hogueras que resplandecían en las noches en que los espíritus de los
prejuicios
andaban sueltos y los demonios
conspiraban con los hombres
para enfrentarse al espejo.
Las espaldas
cansadas de los viejos, agobiadas de sol y horadadas por
el látigo de la ignorancia y el miedo, soportando el peso de otras vidas
el látigo de la ignorancia y el miedo, soportando el peso de otras vidas
ajenas a las suyas, marcaron la parte
resonante de los pulmones para
que, el lamento de su esclavitud y por la tierra
perdida que les permitió
ser gigantes en una ocasión, ya olvidada por la
historia, se convirtiera
en el sonido de los dioses y fluyera como un bálsamo para
sus almas
deseando volar al punto de partida, junto al sonido del viento.
Las otras
voces que fueron iniciadas de igual forma alrededor
de la hoguera, en las
cuevas que protegían los grandes secretos
de los tiempos, poco a poco se fueron
diluyendo al compás del
olvido y la ausencia, de la supuesta libertad rescatada,
de la tierra
y la carne arrebatadas a los otros dioses que encadenaron
y la carne arrebatadas a los otros dioses que encadenaron
con engaños al que robó el fuego para los hombres en
complicidad con otros
inquilinos del Olimpo, escondidos
entre las constelaciones del universo.
entre las constelaciones del universo.
Mucho tiempo
después y a pesar del aprendizaje de los hechizos
y las recetas para elaborar
los rituales con los símbolos, de descubrir
la metáfora del círculo y la
alegoría del fuego hecha música; ellos se
olvidaron nuevamente de los agravios
recibidos y desearon convertirse
en los nuevos moradores del cielo. Otra vez el
espejo enfrente del
espejo para que al final la nada fuera la última reflejada;
sin embargo, en muchos
lugares a destiempo fueron protegidos
los cantos al compás de los secretos, que con acordes
musicales
dejaban rastros para encontrar
las regiones del planeta donde
se encontraba encerrada la fórmula del despertar
de la conciencia.
El mundo se fraccionó por un instante en el tiempo del
universo
y los brujos conocedores del ritual,
también fueron dispersos,
escondiéndose con el humo entre las respuestas
halladas al final
del espejo y en otras ocasiones con el canto mudo de los
pensamientos
y perdidos en la inmensidad de las montañas o las
profundidades del océano.
Las llaves se
arrojaron a la hoguera y se transformaron mayoritariamente
en árboles y las plantas
creciendo bajo su protección y en otras ocasiones
en sonidos que abrían las
puertas de los sueños dibujados del bosque
y el desierto.
Tuvieron que
pasar muchas constelaciones para que de vez en cuando
una llave se encontrara y
una de ellas seguía olvidada por la soberbia.
II
La
continuación (o el Rock y su parte cósmica)
La energía primaria liberó a las partículas que se encontraban secuestradas
en el cosmos, con la ayuda de las cuerdas de gato y las plantas
de la luna, y viajaron con las nubes, por los mundos perdidos
que se encontraban en los ojos internos del espíritu mientras
los brujos cantaban Blues con acordes celestiales para el consuelo
de sus pupilos que absortos contemplaban los lugares sagrados
donde los poetas alababan a los dioses de antaño: los protectores
de los iniciados danzando alrededor de la hoguera al ritmo de
los tambores elaborados con humo y piel de cordero.
en el cosmos, con la ayuda de las cuerdas de gato y las plantas
de la luna, y viajaron con las nubes, por los mundos perdidos
que se encontraban en los ojos internos del espíritu mientras
los brujos cantaban Blues con acordes celestiales para el consuelo
de sus pupilos que absortos contemplaban los lugares sagrados
donde los poetas alababan a los dioses de antaño: los protectores
de los iniciados danzando alrededor de la hoguera al ritmo de
los tambores elaborados con humo y piel de cordero.
En el principio, las
cabañas perdidas en la inmensidad del bosque,
escondían las almas de los que
nunca quisieron ser esclavos;
también eran las guaridas del coyote que se
transformaba en pájaro
y atravesaba el océano para despertar una vez más a los
guardianes
del sueño.
La educación de los
monos y los pericos se tomó un largo proceso
en que las comunidades del fuego y
de la luna pudieron liberar al
conejo y las lagartijas de la trampa que
sutilmente la serpiente elaboró.
Fueron despertados de un
largo sueño en que la conciencia se
encontraba en la otra esquina del cosmos,
esperando al sacerdote
junto a sus
utensilios para el conjuro, elaborados con el grito y
los lamentos de la
soledad, para ahuyentar al rastrero reptil
hipnotizante; entonces el bosque
encantado sirvió también de
un refugio ideal para las flores bañadas por los
murmullos
luminosos de las estrellas convertidos en sonido después
de que, en la
ciudad de los dioses se decretara que la música
era el último eslabón para
salir de las gravedades oscuras.
El Apocalipsis dos veces
anunciado en cada mil años terminó de
colapsarse, solo quedaban vestigios,
ruinas, cenizas y todos
cantaban con los versos liberados que se encontraban
guarecidos
en la caja de cristal, vigilados por las brujas de la madrugada;
los
espíritus del bosque y del desierto, danzaban felices y
próximos, libres de las
ataduras nocturnas y de los sortilegios
anudados por los cabellos de la luna.
En otros lugares en que
la nieve simboliza el reto de la nada,
el transporte del pensamiento que se
ahoga en el propio
lamento desesperado del silencio, esperaban ser
liberadas
de igual manera las eufonías
atrapadas en el hilo de metal
y las trampas para espantar al vacío. Entre los
monjes tibetanos
y los brujos, los druidas y los huicholes, se encontraban
presentes:
el gran señor del desierto, el señor del viento, la dama de la
lluvia
y la mariposa de las alas doradas viajando solitaria en un cayuco a
través del río de los elefantes marinos.
El largo aprendizaje en
que los alquimistas se hicieron hombres
(de conocimiento) al entender los
mensajes de las imágenes,
dibujadas en las paredes de las ciudades ahogadas por
la ambición de los ignorantes, fue una parte importante para
que el verso
pudiera terminarse. Habían vencido al
miedo.
La música era la forma
de hacer poesía por esos tiempos.
La máquina de destrucción no ha podido callar
su reclamo.
Así nació el Rock.
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