viernes, 13 de julio de 2012

Vibraciones y el cine (de Narvarte,,, fragmentos)







Escuchar Vibraciones con Manuel Camacho se había convertido en todo un rito  para nosotros, confundí durante años su nombre con el autor Jesús Camacho, tanto fue su influencia, que nos tuvimos que aventar su libro de Cuando los Perros Viajan a Cuernavaca; las palabras con reverberancia del locutor y el rollo metafórico que se aventaba al presentar a cualquier grupo era una ceremonia en la que silenciosos no perdíamos ningún detalle al pensar que encontraríamos el hilo negro de la razón de ser del grupo.


Quizá los dos rollos que se me quedarían grabados para entrarle a la música fue cuando presentó por primera vez a Emerson Lake and Palmer con Cuadros para una exposición,  y a Mac Donal and Giles y Focus el grupo holandés; la primera vez que escucharía el sintetizador sería con Emerson Lake and Palmer, sabía que Walter Carlos había sido el iniciador según algunos comentadores de la radio, pero para mí, independientemente que en ese mismo programa, que esperábamos con ansias todos los días a las 9 de la noche (o era a las 10?), hubiera escuchado a YES y que Ulises me comentaban que eran superiores a E L & P;   para mi eran ellos los que me iniciaron en el gusto por el Rock Progresivo, como algunos le  llamaban, quizá porque habían desarrollado el tema de Mussorgsky que escuchaba en mis clases de audición musical en la Secundaria, aparte de que me sirvieron de fondo para escribirle a mi novia de Tampico que desesperadamente quería hacerla cómplice de mis descubrimientos musicales e intelectuales, como el día que le llevé toda mi colección de la revista Plural para que en sus ratos de ocio las leyera, que iluso, creo que nunca comentamos ningún artículo, pero yo estaba tocado por las ganas de leerlo todo, provocado por ese programa de Rock y las pláticas sobre la música que se extendían a las actitudes rebeldes o subversivas de  la época, sobre todo en las películas, si hacían referencia a algún libro o la propia música, correríamos a conseguirla preguntando quien tendría tal o cual disco o tal o cual autor, así comenzamos a leer a José Agustín y sus referencias a Narvarte y su gusto por los Rolling, lo cual nos hacía sentirnos orgullosos de pertenecer a dicha colonia ya que en parte nos estaba retratando, Inventando que Sueño, me gustó más que La Tumba y luego vendría Rey Criollo de Parménides García Saldaña muerto prematuramente, Gazapo de Gustavo Sainz. Pero no nos dejábamos engañar, algunos pensábamos que los Beatles no eran todo en la historia del Rock, aunque hacían cosas sorprendentes con sus arreglos en los que su música mezclaban cornos y otros instrumentos de orquesta como en Penny Lane, pero que podíamos decir de la influencia tan grande que tuvimos con todo lo oriental al introducir George Harrison la Citara y dar a conocer a su maestro Rabi Shankar a todo el mundo Occidental, así que por ahí comenzaron  aparecer los famosos Gurús, y las religiones orientales se pusieron en boga, que hasta por las calles de Tajin comenzó a sentirse la influencia con los libros del Tercer Ojo y Sidartha.

Es cierto que el Rock no eran los Beatles y teníamos esa discusión acalorada los que seguían a los Rolling, con su influencia blusera o a los Doors y algunos mas, los Beach Boys que siempre se me antojaban escucharlos en alguna playa y luego estaban los mas puros, los amantes del Rock pesado o de búsqueda,  los que escuchaba a Three Dog´s Nigth, Cannead Head o Ten Years After o The Cream o Joe Country and the Fish, a los que adoraban a Janis y Hendrix, o algunos que nos quedábamos con Tommy de Who y las canciones de Joan Baez, pero en realidad todos contribuían a que nos enriqueceríamos con la música incluyendo a los Creadence y las Supremas o a Power of Tower y Los Temptations, era un tutifruti en la que coincidíamos que en unos cuantos años cambiaron al mundo de la música y de la poesía en el habla inglesa.

En México aún no teníamos a nadie que no fueran grupos que se dedicaban a tocar con virtuosismo y reproducir canciones de los grupos antes mencionados, como Tinta Blanca, Tree Souls, quizá los Monjes, un grupo de vanguardia que nos caían bien por originales pero la revolución había comenzado y nos prestábamos a iniciarla o sentirnos parte de ella. Paradójicamente nunca pude escuchar (a lo mejor me lo perdí) a King Crimsom los padres del Rock Progresivo en ese programa, aunque McDonald and Giles habían salido de ese grupo.

Cuando vimos Billy Jack , aún no veíamos Testimonios Subversivos (Easy Ryder) con Peter Fonda y Jack Nicholson, pero la película medio gringa y todo nos había gustado, era algo así como la segunda parte de Nacidos para Perder y la cultura Hippie de San Francisco ya nos había bañado un poco con las lecturas de Angela Davis y un libro: Libertad encadenada que no tenía nada que ver con los panteras negras, las manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam eran pan de todos los días por esa época y el Rock se estaba politizando, no nada más era la búsqueda de lo interior sino que había que cambiar lo establecido, y los Beatnicks comenzaron a darle paso a la cultura anticultura, al underground, lo sicodélico, Jinetes en la tormenta, Sky Pilot, Tommy, y Bob Dylan el poeta era uno de sus líderes.

Nos estábamos agringando de otra manera, odiábamos al imperio pero nos gustaban sus rebeldes sus artistas contestatarios, y fue cuando después de Massiel, comenzamos a escuchar a Los Folkloristas, y La peña del Condor, no sé si le daba el título por la canción de Simon and Garfunkel, pero comenzó a ser un punto de encuentro con nuestras raíces, para acercarnos a Joan Manuel Serrat y Atahualpa Yupanki, como si el Folklore no nada más era la Bamba y el Jarabe Tapatío, había más y también teníamos que buscarlo, pero la maquinaria ya estaba andando y cada vez mas veíamos cine americano menos cine francés o italiano, salvo las honrosas excepciones de Luis Buñuel con El discreto encanto de la Burguesía, y Repulsión con la bellísima de Catherine Denueve, de Ingmar Bergman con sus Fresas Salvajes, que me impresionaría demasiado con todas esas metáforas sobre el tiempo y después con Gritos y Susurros, que pasarían a formar parte de mi búsqueda perenne sobre la percepción del tiempo, después de haber leído La Montaña Mágica y por el Camino de Swam  y… Pedro Páramo,  Aura con sus cambios de tiempo y de personas, y Muñeca Reyna que después la llevarían a la pantalla.

Pero nuestros ídolos o películas que quedarían ahí, en la memoria para siempre de los último años de los 60 y primeros de los 70, serían Lejos del Mundanal Ruido con Julie Cristhie y Alan Bates, Justine, Los Días y Los Años, El desprecio con Kirk Douglas, El Retrato de un Rebelde con Oliver Reed y Orson Wells, película que vería con mi primo Raúl ya que era publicista el personaje igual que él, El Séptimo Sello, El Huevo de la serpiente y Los Malditos de Visconti, y Joe con Peter Boyle, película que nos impresionaba debido a que  veíamos reflejados a nuestros padres y sobre todo a los padres de nuestras novias, con  los reaccionarios de los suburbios en los Estados Unidos.

Para los 70´s ya comenzábamos a ver  las Muestras Internacionales de cine en el Chapultepec y las salas de arte de ese entonces nos proporcionaron películas como Uno + Uno Simpatía por el Diablo que fue todo un evento el verla con Mundo y toda la Banda, un documental histórico de Jean Louc Godar que realizó para la grabación de esa canción de los Rolling, Blow Up de Antonioni, Un ciudadano libre bajo toda sospecha, La clase obrera va al paraíso y Teorema de Passolini. Eran días que podíamos ver toda clase de películas al igual que Love History, Barbarella con Jane Fonda, Bob and Carol and Ted and Alice  que comenzaba a hablar sobre los Swingers o 3 ladrones en apuros con Donald Sutherland,  Mash,  Let it Be de los Beatles que veríamos con nuestras novias fresas y su hermanito como chaperón, mientras el hornazo se sentía a la entrada del cine Continental; ver Let it Be nos provocó la misma sensación que tendría después al ver Imagine cuando el sueño ya había terminado.

El ver todas esas películas nos servirían mas tarde para tener temas de conversación en la cafetería de la colonia, mientras nos hacíamos adictos de por vida al café.

Pero no dejo de reconocer que tuvimos que “aventarnos” Amigos (al menos la música era de Elton John) y Melody cuya canción de tema era de los Bee Gees y al final tocaban una rola de Deja que los niños jueguen o algo así con Crosby Still and Nash y que puedo decir de Love Story como lo comentaba anteriormente, era parte de nuestra cursilería como el ir a tomar el cafecito o el Té de Rosas a un café de las Lomas, con sillones confortables y mesitas, como si fuera una sala muy caquis, muchísimo antes de los Starbuks, que alguna amiga nuestra secretaria, se había quedado emocionada con el lugar y luego lo haríamos centro de apantalle para nuestras próximas conquistas con las niñas del Miguel Angel, o el Rossi,  era claro que teníamos amigas para el faje, novias cursis y novias fresas y una que otra reventada en donde entenderíamos eso de que las libertades sexuales se estaban generando poco a poco y los tabús de la mano sudada se estaban rompiendo para quitar las máscaras de las buenas costumbres.

Aunque de vez en cuando los sábados, nos íbamos a jugar Tenis a las canchas de la UNAM, nunca destacamos en los deportes pero las cascaritas que de tarde en tarde nos echábamos en la cuadra también lo hacíamos con la pasión de aquellos años, como si estuviera en juego nuestro honor porque en realidad si estaba cuando nos retaban los de Palenque o Peten al Tochito y sabíamos que todos ellos jugaban en los Gamos del CUM o los Cherokees de Ingeniería, o nos traían coraje porque alguna chava que les gustaba era novia de alguno de nosotros.

…  De Narvarte

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