Escuchar
Vibraciones con Manuel Camacho se había convertido en todo un rito para nosotros, confundí durante años su nombre con el autor Jesús Camacho, tanto fue su influencia, que nos tuvimos que
aventar su libro de Cuando los Perros
Viajan a Cuernavaca; las palabras con reverberancia del locutor y el rollo
metafórico que se aventaba al presentar a cualquier grupo era una ceremonia en
la que silenciosos no perdíamos ningún detalle al pensar que encontraríamos el
hilo negro de la razón de ser del grupo.
Quizá
los dos rollos que se me quedarían grabados para entrarle a la música fue cuando
presentó por primera vez a Emerson Lake and Palmer con Cuadros para una exposición,
y a Mac Donal and Giles y Focus el grupo holandés; la primera vez que
escucharía el sintetizador sería con Emerson Lake and Palmer, sabía que Walter
Carlos había sido el iniciador según algunos comentadores de la radio, pero
para mí, independientemente que en ese mismo programa, que esperábamos con
ansias todos los días a las 9 de la noche (o era a las 10?), hubiera escuchado
a YES y que Ulises me comentaban que eran superiores a E L & P; para mi eran ellos los que me iniciaron en el
gusto por el Rock Progresivo, como algunos le
llamaban, quizá porque habían desarrollado el tema de Mussorgsky que
escuchaba en mis clases de audición musical en la Secundaria, aparte de que me
sirvieron de fondo para escribirle a mi novia de Tampico que desesperadamente
quería hacerla cómplice de mis descubrimientos musicales e intelectuales, como
el día que le llevé toda mi colección de la revista Plural para que en sus ratos de ocio las leyera, que iluso, creo
que nunca comentamos ningún artículo, pero yo estaba tocado por las ganas de
leerlo todo, provocado por ese programa de Rock y las pláticas sobre la música
que se extendían a las actitudes rebeldes o subversivas de la época, sobre todo en las películas, si
hacían referencia a algún libro o la propia música, correríamos a conseguirla
preguntando quien tendría tal o cual disco o tal o cual autor, así comenzamos a
leer a José Agustín y sus referencias a Narvarte y su gusto por los Rolling, lo cual nos hacía sentirnos
orgullosos de pertenecer a dicha colonia ya que en parte nos estaba retratando,
Inventando que Sueño, me gustó más
que La Tumba y luego vendría Rey Criollo de Parménides García Saldaña muerto prematuramente, Gazapo de Gustavo Sainz. Pero no nos
dejábamos engañar, algunos pensábamos que los Beatles no eran todo en la
historia del Rock, aunque hacían cosas sorprendentes con sus arreglos en los
que su música mezclaban cornos y otros instrumentos de orquesta como en Penny
Lane, pero que podíamos decir de la influencia tan grande que tuvimos con todo lo
oriental al introducir George Harrison la Citara y dar a conocer a su maestro Rabi Shankar
a todo el mundo Occidental, así que por ahí comenzaron aparecer los famosos Gurús, y las religiones
orientales se pusieron en boga, que hasta por las calles de Tajin comenzó a
sentirse la influencia con los libros del Tercer Ojo y Sidartha.
Es
cierto que el Rock no eran los Beatles y teníamos esa discusión acalorada los
que seguían a los Rolling, con su influencia
blusera o a los Doors y algunos mas, los Beach Boys que siempre se me antojaban
escucharlos en alguna playa y luego estaban los mas puros, los amantes del Rock
pesado o de búsqueda, los que escuchaba
a Three Dog´s Nigth, Cannead Head o Ten Years After o The Cream o Joe Country
and the Fish, a los que adoraban a Janis y Hendrix, o algunos que nos
quedábamos con Tommy de Who y las canciones de Joan Baez, pero en realidad todos
contribuían a que nos enriqueceríamos con la música incluyendo a los Creadence
y las Supremas o a Power of Tower y Los Temptations, era un tutifruti en la que
coincidíamos que en unos cuantos años cambiaron al mundo de la música y de la
poesía en el habla inglesa.
En
México aún no teníamos a nadie que no fueran grupos que se dedicaban a tocar
con virtuosismo y reproducir canciones de los grupos antes mencionados, como
Tinta Blanca, Tree Souls, quizá los Monjes, un grupo de vanguardia que nos
caían bien por originales pero la revolución había comenzado y nos prestábamos
a iniciarla o sentirnos parte de ella. Paradójicamente nunca pude escuchar (a
lo mejor me lo perdí) a King Crimsom los padres del Rock Progresivo en ese
programa, aunque McDonald and Giles habían salido de ese grupo.
Cuando
vimos Billy Jack , aún no veíamos Testimonios Subversivos (Easy Ryder) con Peter Fonda y Jack
Nicholson, pero la película medio gringa y todo nos había gustado, era algo así
como la segunda parte de Nacidos para
Perder y la cultura Hippie de San Francisco ya nos había bañado un poco con
las lecturas de Angela Davis y un libro: Libertad
encadenada que no tenía nada que ver con los panteras negras, las
manifestaciones en contra de la guerra de Vietnam eran pan de todos los días
por esa época y el Rock se estaba politizando, no nada más era la búsqueda de
lo interior sino que había que cambiar lo establecido, y los Beatnicks
comenzaron a darle paso a la cultura anticultura, al underground, lo
sicodélico, Jinetes en la tormenta, Sky Pilot, Tommy, y Bob Dylan el poeta era uno de sus líderes.
Nos
estábamos agringando de otra manera, odiábamos al imperio pero nos gustaban sus
rebeldes sus artistas contestatarios, y fue cuando después de Massiel,
comenzamos a escuchar a Los Folkloristas, y La peña del Condor, no sé si le
daba el título por la canción de Simon and Garfunkel, pero comenzó a ser un
punto de encuentro con nuestras raíces, para acercarnos a Joan Manuel Serrat y
Atahualpa Yupanki, como si el Folklore no nada más era la Bamba y el Jarabe Tapatío,
había más y también teníamos que buscarlo, pero la maquinaria ya estaba andando
y cada vez mas veíamos cine americano menos cine francés o italiano, salvo las
honrosas excepciones de Luis Buñuel con El
discreto encanto de la
Burguesía , y Repulsión
con la bellísima de Catherine Denueve, de Ingmar Bergman con sus Fresas Salvajes, que me impresionaría
demasiado con todas esas metáforas sobre el tiempo y después con Gritos y Susurros, que pasarían a formar
parte de mi búsqueda perenne sobre la percepción del tiempo, después de haber leído
La
Montaña Mágica
y por el Camino de Swam y… Pedro
Páramo, Aura con sus cambios de
tiempo y de personas, y Muñeca Reyna
que después la llevarían a la pantalla.
Pero
nuestros ídolos o películas que quedarían ahí, en la memoria para siempre de
los último años de los 60 y primeros de los 70, serían Lejos del Mundanal Ruido con Julie Cristhie y Alan Bates, Justine, Los Días y Los Años, El
desprecio con Kirk Douglas, El
Retrato de un Rebelde con Oliver Reed y Orson Wells, película que vería con
mi primo Raúl ya que era publicista el personaje igual que él, El Séptimo Sello, El Huevo de la serpiente y Los Malditos de Visconti, y Joe con Peter Boyle, película que nos
impresionaba debido a que veíamos
reflejados a nuestros padres y sobre todo a los padres de nuestras novias, con los reaccionarios de los suburbios en los
Estados Unidos.
Para
los 70´s ya comenzábamos a ver las Muestras
Internacionales de cine en el Chapultepec y las salas de arte de ese entonces
nos proporcionaron películas como Uno + Uno
Simpatía por el Diablo que fue todo un evento el verla con Mundo y toda la Banda , un documental
histórico de Jean Louc Godar que realizó para la grabación de esa canción de
los Rolling, Blow Up de Antonioni, Un ciudadano libre bajo toda sospecha, La clase obrera va al paraíso y Teorema de Passolini. Eran días que
podíamos ver toda clase de películas al igual que Love History, Barbarella con
Jane Fonda, Bob and Carol and Ted and Alice
que comenzaba a hablar sobre los
Swingers o 3 ladrones en apuros con
Donald Sutherland, Mash, Let it Be de los Beatles
que veríamos con nuestras novias fresas y su hermanito como chaperón, mientras
el hornazo se sentía a la entrada del cine Continental; ver Let it Be nos
provocó la misma sensación que tendría después al ver Imagine cuando el sueño ya había terminado.
El
ver todas esas películas nos servirían mas tarde para tener temas de
conversación en la cafetería de la colonia, mientras nos hacíamos adictos de
por vida al café.
Pero
no dejo de reconocer que tuvimos que “aventarnos” Amigos (al menos la música era de Elton John) y Melody cuya canción de tema era de los
Bee Gees y al final tocaban una rola de Deja
que los niños jueguen o algo así con Crosby Still and Nash y que puedo
decir de Love Story como lo comentaba anteriormente, era parte de nuestra
cursilería como el ir a tomar el cafecito o el Té de Rosas a un café de las
Lomas, con sillones confortables y mesitas, como si fuera una sala muy caquis,
muchísimo antes de los Starbuks, que alguna amiga nuestra secretaria, se había
quedado emocionada con el lugar y luego lo haríamos centro de apantalle para
nuestras próximas conquistas con las niñas del Miguel Angel, o el Rossi, era claro que teníamos amigas para el faje,
novias cursis y novias fresas y una que otra reventada en donde entenderíamos
eso de que las libertades sexuales se estaban generando poco a poco y los tabús
de la mano sudada se estaban rompiendo para quitar las máscaras de las buenas
costumbres.
Aunque
de vez en cuando los sábados, nos íbamos a jugar Tenis a las canchas de la UNAM , nunca destacamos en los
deportes pero las cascaritas que de tarde en tarde nos echábamos en la cuadra
también lo hacíamos con la pasión de aquellos años, como si estuviera en juego
nuestro honor porque en realidad si estaba cuando nos retaban los de Palenque o
Peten al Tochito y sabíamos que todos ellos jugaban en los Gamos del CUM o los
Cherokees de Ingeniería, o nos traían coraje porque alguna chava que les
gustaba era novia de alguno de nosotros.
… De Narvarte
Confundí a Jesús Camacho con Manuel Camacho, pronto corregiré este detalle...
ResponderEliminarInvolucrada, definitivamente.
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