viernes, 27 de julio de 2012

La espera



Entre la mística y la vanidad,
el puente de la soledad en un viaje sin rumbo,
en el desconcierto de las notas sin dirección
de una canción sin forma,
la espera se convierte en un ánima del vacío,
la esperanza rota
el erotismo fallido
por la ausencia del objeto amado.

 Los minutos, como siempre que el reloj es determinante,
se involucran en el juego solitario
de quien está inmerso en el discurso
de un tiempo sin eventos,
el lento transcurrir del pensamiento
por el turbulento andamiaje del desencuentro.

Los nombres que asocian el sentimiento
dibujan su silueta;
una mujer sin rostro,
o al menos el rostro diluido por el olvido,
los meses sin ella
que se construyen en el edificio de la ausencia
el recuerdo de un posible encuentro
en la lectura de una novela
o un ensayo sobre la historia no mostrada.



Los eventos de la catástrofe anunciada
como si fuera el sentimiento del primer milenio
de un relato recurrente  de sucesivas profecías,
la angustia por un futuro sin teorías,
la vuelta al círculo del caos
una posible solución de las desgracias
el anonimato de millones de seres con destino escrito,
el recuento por palabras de los emisarios del tiempo,
las diferentes ideologías de las predicciones
en una historia huérfana,
las ciencias sociales en el precipicio de su fracaso;
las religiones abandonadas.


La película del desastre mientras dos
se aman en medio de las ruinas
y el hombre ante la llegada de su par gemelo
como dos lunas sin sol en un jardín de piedras,
el sexo como faceta de la iluminación
combustible del dharma para pagar la cuota de paraíso.


La críptica como ciencia del desbordamiento
el espejo en la otra parte del mundo,
el universo simétrico en la divergencia del amor,
cáscara divina de la cópula universal,
símbolo de la fertilidad en un intento fallido de la tierra.

 La espera es la inercia del futuro,
la ley escrita de lo que es verdad irrefutable,
la muerte renacida,
la muerte que reclama su porción de vida,
la muerte como el otro lado del río,
espejo invisible
mágico encuentro en el binomio de la nada
realidad que no existe.

Contradicción que se estaciona por el tráfico de las palabras,
invención del hombre para su defensa ante lo inimaginable,
crucigrama del absurdo,
resolución del límite en el intento de ser dioses
tautología del destino,
es decir: inútil intercambio de ideas.

Solo queda su aceptación
como recurso finalmente recursivo,
masturbación metafísica,
templo de los idiotas para adorar al vacío.

Muerte,
círculo espirálico,
cuerda de reloj atómico,
palabra  desnuda en la profunda soledad del universo.
Sin esperanza.

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