jueves, 22 de septiembre de 2016

Aleph 0





Camino por la playa y veo el mar imponente
como una metáfora del universo,
el concepto de Dios en mis alforjas,
ese Todo y Nada
y la oración diaria que me hace recordar
a una querida hermana que lucha
contra una enfermedad que no perdona.

Quiero guardar las frases que el horizonte provoca
y así retener el poema construido con la arena.
El infinito se aparece
reflexiono ese momento de la historia
cuando Aristóteles lo descifraba
y en algún discurso lo bautiza
 con las aguas del mar Jónico  
para perderse en el Egeo
y así cambiar de dimensión
con el transcurso de los siglos,
 transformado en sí mismo
agazapado en miles de ellos   
en el rincón Borgiano del Aleph cero

La vida es una rejilla que difracta la esperanza
en un suceso dividido en dos eventos simultáneos
fundamentados en las reglas de un juego de azar
entre una metáfora y un teorema.

Tomo una imagen del mar y la mañana
detengo el infinito en un instante
un infinito en otro como cascada de bullicios
o una porción de la memoria que ya es recuerdo
laguna de silencios en medio de la nada.

Me olvido de mi amiga, del poema y de mí mismo
y el poema se borra en mi memoria,
sólo me queda esta sensación de otoño primerizo
y un estado de ánimo desarmado.
El mar ahora es solitario e indefenso,
una variable en la ecuación de la existencia,
el móvil para creer en dios la nada y todo,
un tropo requerido para un verso,
el pleonasmo para sentirme vivo y muerto,
vuelto a nacer, morir de nuevo
en este interminable dialogo de espejos.

Afuera de este discurso “Cantoriano”,
el mundo sigue reafirmando a Hubris
y yo dentro de él,
huyo por esa rejilla de infinitos,
me difracto y así me multiplico,
detengo el tiempo
camino hacia la vida
escucho su latido
divago y muero
nazco de nuevo
me pierdo por el día
hasta que otro pensamiento me descubra.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Amanecer en Palenque






Me desperté una mañana bajo la sombra de Palenque.
Una canción de Silvio se difractaba con el sol
y la verde humedad de la tierra.

A lo lejos, el silencio inaudito de los templos
eternamente custodiados por los señores gobernantes,
desde K'uk B'alam el señor de Toktan hasta Janaab' Pakal,
me recordaban que el tiempo era una porción de infinito
en el centro de la Historia.

martes, 6 de septiembre de 2016

Recuerdos dodecafónicos



 Me despierta el olor a lluvia el ruido de los gatos
el aroma de café y el silencio de los pájaros
en tiempo de escampado que filtra los recuerdos.

En días como hoy
cuando el sol se desvela me cansan los años
como si me abandonara de ánimo y espíritu,
como si el tic tac del reloj dibujara con arrugas
un calendario de instantes:

Un sextante que mide distancias estelares
cuando tu cuerpo y el mío, ahora en años luz,
eran separados por una frontera diminuta,
 
un marcapasos de infinitos incrustado en las paredes
dentro de un cuarto en naufragio por los sueños robados
a tus años de otoño en tiempo de cosecha,

como en esa ocasión que construí catedrales
y me obsequiaste los oficios paganos de tu cuerpo,
para que pudiera mezclarlos con palabras de amante,
el sudor de nuestros cuerpos y   así fijar tu mirada
en un cuaderno pautado para escribir tus silencios.

Entre sorbos a un café recién tostado
con olor colombiano y sabor veracruzano
el cuadro en mi memoria pierde la perspectiva
de un instante en Yosemite entre mis brazos
y fui aprendiz de monje en el ritual de tus senos
y el amor nos salvó de quedar en el olvido
y escribió en nuestra biblia el origen de las cosas,
mientras afuera poco a poco se aclaraba la vida
y el sonido del trueno presagiaba tormenta
y es que fue en el final,
una tarde lluvia con tu pelo cortado,
que dijiste, “estoy triste, ¿sabes?”
y la lluvia me lloraba
y yo le lloraba a la lluvia
a tu espalda
a tus manos
a tu boca de huelga
y tu cuerpo robado
a tus ojos
tu piel
tu mirada, …

El café se ha esfumado
 entre tragos de olvido con sabor a recuerdos
y la lluvia, el aroma, la ausencia del trino
el sol derrumbado
y este silencio encerrado
con tu cuerpo y el mío
también se me han ido
y con estos instantes lo clavo
lo fijo en mi muro
y cuento los días y los años
y la vida y las muertes
que estaremos de nuevo amarrados
a un noray invisible
como un barco en espera
y volver a encontrarnos de nuevo
cuando abra el cajón de silencios
entre aroma a café bien tostado
y la ausencia del sol y los pájaros
y el olor a escampado

lunes, 5 de septiembre de 2016

Una Oración





A mi querida amiga y hermana Liza

Hay días en que es muy triste atravesarlos,
quizá porque ese sentimiento de tristeza
no es tan fácil de quitar y se manifiesta
en cada célula, cada vaso conductor
que, en vez de sangre oxigenada solamente,
también lleva en su transporte al corazón,
una carga infinita de dolor.

Las lágrimas en un llanto pincelado
por una mañana que no deseo ver,
llena de sonidos y canciones cromáticas de vida,
la libertad en que los pájaros dialogan,
el gusto por millones de seres
llenos de amor o de esperanza en su trabajo,
de encontrar con ilusión el amor manifestado
en cada una de las cosas que se tienen para ello:
la salud, las ganas de ver crecer a la gente
que depende de uno, compartir la tristeza
y la alegría, la fe por saber que siempre hay algo
que se puede revertir en señales positivas,
la vida misma llena de luz, y a lo lejos las sombras,
la noche que en estos momentos ya no es mágica.

El sentimiento solidario por aquellos que sufren
más en cuerpo y doblemente en alma
por ausencia de alimentos, caricias y morada,
de una paz arrebatada por desastres naturales,
o guerras fraticidas o el robar oportunidades
por parte del poder, a los pobres cada vez mas pobres,
el saber que hay alguien en el mundo que a pesar de todo ello, conserva en su alma la bella flor de una mañana diferente… Posiblemente me consuele, me obligue a salir de mi tristeza
y enfrentar al día de otra forma
Y capotear como siempre mi destino
transformando el presente en cosas buenas,
perdonando a todo el que me ofende
y comprendiendo que el verdadero significado de la vida
es la esencia de lo que late en ella por cada criatura del planeta
Cada gota de agua, o cada lágrima que se vierte
en un cortejo de las letras que con ellas son pegadas
las palabras. La compasión al ver la cara angustiada
del que no tiene un pedazo de pan para el estómago
 y el alma, dos bocas igualmente hambrientas
que no permiten la entrada a paraísos y sin embargo
está de nuevo el canto solidario, el deseo de ayudar,
la caridad, el darse todo por aquellos que sufren
y atraviesan el dolor dos veces infinito al que me aqueja.

Todo este recuento me permite pensar que mi llanto
provocado por tristeza, cuando todo lo tengo
y no me falta nada, es lo que me provoca olvidarme
de mis penas, de mi supuesta indiferencia a la mañana,
y ofrecer una plegaria a los que verdaderamente
no tienen pensamientos por lo que están sintiendo,
que nada tienen, nada sienten, solo el impulso de pedir
a quien lo tiene todo, a la misma humanidad, 
un mendrugo, una caricia, y compartir 
no solamente una plegaria
sino el verdadero desprenderse de las cosas
que superfluas esconden la verdad de lo que realmente
somos: 
seres de luz privilegiados,
que el verdadero sentir de la existencia es dar,
compartir y sobre todo lo que un día R Tagore escribió:
Amar, ... Servir.



MHG 2008