lunes, 20 de enero de 2014

Nombrarme





Quiero llevarme cada color y cada sombra
cuando emprenda mi viaje obligatorio,
rescatar cada persona y cada nombre,

quiero construir con cada una
de las palabras que me dieron,
un relicario de historias
y una biblia diferente
donde las tumbas
sean despojadas 
y la memoria  no  naufrague
con los sacrosantos del olvido .

Que sean los pájaros mis heraldos,
 los que no dejen de avisarme
que cada una de las cosas
que mis ojos descubrieron
revelan  la sorpresa de la vida.

No quiero olvidar ningún rostro
y quiero recordar todos los besos
y todos los labios
y todos los nombres
que se han grabado letra a letra
en este territorio de huesos  
y  comunicantes avenidas
cincelados frase a frase
en el oratorio  donde mis sueños
fueron invocados por el verbo.

No dejaré de mencionar aún
 las cosas supuestamente inútiles
como ese agobio carcelario
y aparente que tiene la rutina ,
que me hace pensar  en ocasiones
con el  asombro congelado
cuando nos ahogamos de silencios.

Daré  las gracias a un almanaque
sepultado de recuerdos y fantasmas
especialmente  a los pájaros,
las prodigiosas aves que despiertan
a ese  blanco crisantemo  que me crece
y lo mojan diariamente  con sus trinos.

En ese rito conjugado de nocturnos
con la magia y con los números,
encenderé  la  hoguera con  la ausencia,
arrojaré a mis miedos, a la desdicha,
la indiferencia, al olvido, a mis fantasmas,
a un apartado tenebroso y acechante
donde la bendita soledad no tiene nombre.

Y en ese compendio de presentes rescatados
volveré a nombrar las cosas por su nombre
 bautizaré de nuevo a  cada persona y cada día,
con un nombre diferente por  la tarde
y con  la palabra vida entre mis labios,
o la palabra,  así
sin adjetivos o pronombres
volveré a nombrarme.

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