miércoles, 1 de enero de 2014

2014





Con el mismo pretexto
de avisar la abundancia
del color del subsuelo,
los heraldos construyen
el nuevo calendario
que deshoja la patria
y exprime los sueños.

En la mágica cornisa,
murmullo de luciérnagas
y lágrimas de luna
presagian el vacío.

Entre pálidas estrellas
y almanaques rotos,
la esperanza se muere
y a pedazos se entierra
con cachitos de tiempo
y trozos de silencio.

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