Me he estacionado en el andén de los recuerdos, detenido
mi andar en el periplo de la vida y sus misterios; no deja de sorprenderme cada
día ni aún aquellos que la rutina es la cárcel de mis sueños.
La vida es un suspiro en el aliento de los dioses y con el
tiempo de los hombres otro suspiro en el encuentro cercano con la muerte.
Viajo entre rostros, sentimientos, patios de escuela,
bosques y playas, ciudades distantes y países lejanos, escritorios y papeles, a
través de las canciones, todo en un punto de tiempo, un instante imperceptible
como un pájaro que vuela y deja su nido para enfrentarse con sus alas al dilema
del ciclo sempiterno de la tierra navegando alrededor de un dios que no
perdona.
Y sobre todo viajo con dos sueños siempre escurridizos
que en momentos son atrapados por un cúmulo de frases.
¿Será la poesía la otra cara de una mujer inabordable o
la misma mujer rendida a sus encantos sin percatarse que el hombre de sus
sueños no es un ser poblado de huesos y de órganos? Sobre su piel son las
palabras que transpiran sus pulmones y dibujan escrituras que relatan
encuentros amorosos, crecimientos de la niña de sus sueños, aventuras de
gigantes escondidos en las nubes, duendes y fantasmas, hadas y ninfas en el
bosque de versos y palabras, escenarios en que las plantas son de piedra, los
árboles de piedra, de piedra el mar y los arroyos, ríos de piedra en que son
cincelados los diferentes paraderos de mis estados de ánimo.
No hay un instante sin silencio, un microtiempo, mejor
dicho, en esa unidad de tiempo que el reloj no marca, con los ciclos del planeta en sus momentos
angulares, ni con el salto cuántico de un electrón de un estadio a otro.
No hay silencios en este andén de pensamientos líquidos,
que indiquen lo que en otras discusiones con la nada, me haya equivocado
Son de piedra mis palabras y mi alma estacionada entre
huecos de vacío.
Es de piedra nuevamente la escritura indescifrable de mis
sueños, tejen su código secreto con metáforas prestadas de otros tiempos y
otras voces, de otros lenguajes en este universo con sus hoyos negros, poesías
ocultas en el lado mas profundo del cerebro y en lugar de atraer mis propios
versos, mis pensamientos sin palabras, estos expulsan una cantidad infinita de
teoremas y signos que entrelazan las imágenes como un plasma.
Hay un estado de ánimo distinto, impecable, donde el
castigo de un dios con pensamientos maniqueos lo ha ignorado y es el estado
borrado por todos los parlamentos y armisticios entre un alma enamorada que ha
perdido la batalla al salir victoriosa de otras guerras de dicha pasajera. Es,
el estado de sitio de los sentimientos que han guardado su porción de paraíso
para otro tramo del camino en este corto
recorrido hacia la muerte.
Dos sueños que se escurren por mi cuerpo y abandonan la
estación de un andén sin pasajeros, el despertar, el nacimiento, la
gestación como símbolo del útero y yo
soñando mi sueño en la placenta de la nada.
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