sábado, 17 de agosto de 2013

El andén





Me he estacionado en el andén de los recuerdos, detenido mi andar en el periplo de la vida y sus misterios; no deja de sorprenderme cada día ni aún aquellos que la rutina es la cárcel de mis sueños.

La vida es un suspiro en el aliento de los dioses y con el tiempo de los hombres otro suspiro en el encuentro cercano con la muerte.

Viajo entre rostros, sentimientos, patios de escuela, bosques y playas, ciudades distantes y países lejanos, escritorios y papeles, a través de las canciones, todo en un punto de tiempo, un instante imperceptible como un pájaro que vuela y deja su nido para enfrentarse con sus alas al dilema del ciclo sempiterno de la tierra navegando alrededor de un dios que no perdona.

Y sobre todo viajo con dos sueños siempre escurridizos que en momentos son atrapados por un cúmulo de frases.

¿Será la poesía la otra cara de una mujer inabordable o la misma mujer rendida a sus encantos sin percatarse que el hombre de sus sueños no es un ser poblado de huesos y de órganos? Sobre su piel son las palabras que transpiran sus pulmones y dibujan escrituras que relatan encuentros amorosos, crecimientos de la niña de sus sueños, aventuras de gigantes escondidos en las nubes, duendes y fantasmas, hadas y ninfas en el bosque de versos y palabras, escenarios en que las plantas son de piedra, los árboles de piedra, de piedra el mar y los arroyos, ríos de piedra en que son cincelados los diferentes paraderos de mis estados de ánimo.

No hay un instante sin silencio, un microtiempo, mejor dicho, en esa unidad de tiempo que el reloj no marca, con  los ciclos del planeta en sus momentos angulares, ni con el salto cuántico de un electrón de un estadio a otro.

No hay silencios en este andén de pensamientos líquidos, que indiquen lo que en otras discusiones  con la nada, me haya equivocado

Son de piedra mis palabras y mi alma estacionada entre huecos de vacío.
Es de piedra nuevamente la escritura indescifrable de mis sueños, tejen su código secreto con metáforas prestadas de otros tiempos y otras voces, de otros lenguajes en este universo con sus hoyos negros, poesías ocultas en el lado mas profundo del cerebro y en lugar de atraer mis propios versos, mis pensamientos sin palabras, estos expulsan una cantidad infinita de teoremas y signos que entrelazan las imágenes como un plasma.

Hay un estado de ánimo distinto, impecable, donde el castigo de un dios con pensamientos maniqueos lo ha ignorado y es el estado borrado por todos los parlamentos y armisticios entre un alma enamorada que ha perdido la batalla al salir victoriosa de otras guerras de dicha pasajera. Es, el estado de sitio de los sentimientos que han guardado su porción de paraíso para otro tramo del camino  en este corto recorrido hacia la muerte.  

Dos sueños que se escurren por mi cuerpo y abandonan la estación de un andén sin pasajeros, el despertar, el nacimiento, la gestación  como símbolo del útero y yo soñando mi sueño en la placenta de la nada.

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