Cuando pronuncio tu nombre,
un torbellino de sangre
y un latido seco y repentino
recogen su sonido
entre una larga confusión de silencios
que esperan escabullirse de tu boca
con tus temblores
pálidos como la luna
por ese color de labios que la opacan
Cuando pronuncio tu nombre
el mes de abril
y un atardecer de catedrales
y un atardecer de catedrales
deletrean cada consonante
en rojas noches y tímidas vocales
de amarillos soles,
dibujan una carretera imaginaria
por donde viajo a ese corazón que me posee
y devora uno por uno
todos mis temores.
y entonces sueño
y vivo
y muero
y vuelvo a nacer entre tu nombre
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