No sé cómo
hablar del (poco) tiempo que nos queda
cuando lo
que se acumula es el tiempo mismo.
Quizás la
percepción sea pivote necesario
para la
dualidad conciencia-tiempo.
Tiempo y conciencia
como una ecuación
sin
matemáticas ni símbolos
donde los
tiempos se acumulan,
colisionan
para de dejar de ser
una sucesión
de calendario.
El tiempo
propio es el enlace
en esta
vastedad que ya no existe.
Cuando este
se extingue
una sucesión
que converge
a medida que
no queremos alcanzar
y por ello
postulamos
qué en ese
punto imaginario
tan lejano
de nosotros,
como
infinito es la palabra,
intenta llegar
a su límite en la nada.
Entonces el
cero es el tiempo exacto
cuando esa
dualidad de la conciencia ha fenecido.
¡Que poco
tiempo nos queda y cuánto tiempo nos habita!
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