Fotografía tomada de la red
el timbre, su formalismo,
en mi corazón resuena su presencia.
En ese lugar imaginario donde todo es real
tu voz es el metrónomo que marca el sentimiento,
a lo lejos el olvido es una presencia irrazonable,
con tus palabras trituran su semántica
como un concierto de pájaros y sangre
en el rojo amartelado de tus labios
mordiendo las metáforas del verso
que me provocan tu ausencia y la distancia,
en este largo camino sin nosotros
entre los verbos que sacuden nuestras vidas
los callados pensamientos subterráneos
los largos pasadizos de las letras
donde el amor recobra su mágico momento
con la poesía temblorosa entre tus manos
y una por una según el desconcierto,
en este diálogo interrumpido por otoños compartidos,
la lluvia moja el esqueleto de una ventana muerta
y mantiene los colores del burdeos,
el perennifolio,
mientras el Fresno Americano, el Paraíso.
el Crespón, el Acer japonés,
son los centinelas centenarios
de la estación que te define
dibujada en avenidas
que se pintan del color de tus recuerdos.
Con ese frio que sabe a café recién tostado
y frazadas a cuadros de silencios,
la resonancia de tu voz
con sabor a borravino
me cala hasta los huesos.
.
He olvidado el sonido de tu voz
el timbre, su formalismo,
Pero no su color…
MHG Mayo 2017
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