Escucho Silencio de Charlie Haden , me acerca mas al placer de recordarte, cuando las palabras que
pronunciabas por aquellos días, se quedaron bailando en acordes musicales o
colgadas en el techo de mi cuarto, cayendo sobre mi cuerpo como si fueran
gotas, lluvia de sonidos.
A la espera del
próximo encuentro, se enciende tu imagen en mi memoria, en este momento como si
lo hubieses preparado; te extraño, extraño tu aroma, las palabras que me
envolvieron lentamente con la suavidad de la seda; te deseo y entonces el deseo
se transforma en esa sensación de capullo maduro y reventado dentro de mi
pecho, se desplaza hacia otros planos que se convierten en colinas verdes y
doradas, bañadas por el reflejo de la orilla del vaso, del borde de la copa que
tiene luz de sol y luna, que tiene luz de ti:
mujer-pájaro
mujer-ángel
Mercurio y Venus
El discurso de tu
cuerpo enamorado, fue el manifiesto de tu soledad en un diálogo distante y
solitario entre dos peñascos separados por una laguna bañada con un beso de la
noche, como un río de pájaros silentes y orugas aceptando su destino al
transformarse en mariposas, peces que se disputan los suspiros, abandonados por
tu silencio reflejado en el espejo, arquitectura isométrica del alma, mis besos
que se pierden en la nada.
En un milagro
escondido, te materializas en Casandra, en Coyolxauqui, en Penélope y Circe del
otro lado del espejo, y llega a mí la presencia de la mujer-símbolo; mi
necesidad (de ti) se diluye en todas ellas y adivinas mis secretos mas
profundos: mujer multitud, permanente deseo…
Eres todas mis
muertes y mis vidas por delante, la búsqueda que se esconde en algo inesperado,
repentino como un beso, que me fue conduciendo suavemente hacia el silencio en
comunión con las plegarias de la luna reclamando tu presencia, la continuación
del diálogo de nuestros pronombres enlazados, bañados en el lago de nuestras
soledades.
Cae el sudor sobre
mi frente, en un surco que se hace río cuando te pienso y viajo por tu cuerpo,
dentro de ti, por tus pensamientos, para recordarte mi presencia.
Para recordarte que
nosotros, a pesar de todo, no nos pertenecemos desde entonces.