Las palabras llegaban
con diferentes gramáticas
en ramilletes de ausencia
con flores de olvido
hasta caer en un acantilado
de ortografías resbalosas,
poco a poco inundaban el valle
hasta la última silaba
parecía que no se agotarían,
pero el momento llegó,
una sequía de historias
como si fuera el inicio
agrietó la inspiración
antes de conciliar un sueño
y otro sin terminar
como un apocalipsis,
los estados de ánimo
fueron sitiados por la desventura
del reflejo de un espejo
opacado por las sombras
¿Dónde está la Poesía?
Me preguntaba
en qué lugar del desierto
se ha escondido.
“Nuca jamás” fue un cliché,
Una frase repetida
hasta que la noche llegara
sin puntos plateados
o ráfagas de luna,
finalmente se fue desvaneciendo
en aire seco
sin asomo de lluvia
o primaveras.
Como un relicario de frases desbocadas
el verbo colisiona con una multitud de silencios.