viernes, 9 de octubre de 2015

La esquina mágica









Hay tiempos que se descarrilan, cambian de vía o se apilan para cambiar de momento por instantes y como un centelleo   estroboscópico entre fractales, los recuerdos afloran en una taza arrugada de café.

Camino por una vieja calle de Tajín en el pasado moderno y la colonia Narvarte. Las chicas de un colegio de monjas en sus faldas con tablillas van acompañadas de la empleada, a la papelería para colectar los implementos de la tarea.

Las tardes cambian de color a los futuros en un largo presente. Una nueva vieja canción de los Beatles se cuela entre los pasos. Los coros son el incesante azul de un crepúsculo de primavera con los silencios y taciturnos rostros de una algarabía entretejida.

Ellos despreciando lo clásico (como una paradoja), permanecen.
Es cierto, aquellas avenidas no se escribieron para una canción o un poema, permanecen agazapadas en la memoria que me acecha,impecable, dolorosa, sonriente, melancólica, por este país de gaviotas.
Los testigos abandonaron el mágico lugar donde se intercambiaban noticias  y sin que nos diéramos cuenta, los días se estacionaban en los años por venir y fueron cambiando el silencio por realidades que se llevaron los sueños cuando de repente despertamos después de una noche larga de bolos como   Rip Van Wincle, cuando perdió con los duendes y sus fantasmas.

Ahora tejemos y destejemos la malla de este insólito y posible evento de una vida que se fue zurciendo con los pixeles y las ecuaciones invisibles de un profundo teorema no resuelto en un mar de discusiones pírricas.

Los espejos desentierran las imágenes incrustadas por las sombras del otoño.




Octubre 2015




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