En
la parte intricada de la frase
cuando
el verso de uno y otro
se
dibuja
se
canta
se
recuerda
surge
un momento que no es tiempo de poesía
únicamente,
un tiempo de respuestas
ante
cuarenta años de silencio
presión
de sulfhídricos semánticos
la
que rige estática la otra voluntad dormida
la
que no encierra sueños de emisarios
o
navíos en medio de la soledad.
Estamos
solos en el rito de escribir
y
solos imploramos el rescate del poema
la poesía disfrazada y al asecho
aguarda el momento de la nada;
nos
quedamos inermes y desprotegidos
con
los encuentros del verbo ante el espejo,
la canción repetida del silencio,
la
ocasión del instante permanente,
la
búsqueda del puerto de la dicha
y
sin embargo lo sabemos
estamos
irremediablemente solos
ante
el teclado
o
la hoja de papel en blanco
en
un momento irracional de locura analfabética
como
el que espera la presa con su caña de pescar
en
un anzuelo virtual
inexistente
en
la mentira de una canción acuática
solos
sin
remedio.
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