El universo no es otra cosa
que la escalera que conduce a la eternidad.
(Waldo López)
Los caminos de la luz como contraparte
oscura de los sueños
son los pergaminos en que el tablero
se refugia de los números.
Alicia se pierde en el espejo que refleja
el futuro de un tiempo impredecible,
baja por las escaleras del laberinto
y sube a la eternidad por un instante;
es el mundo al revés,
nadie muere ni emerge de la nada,
solo el lado oscuro de la luna
contempla la otra parte del cielo
en que el techo del silencio es tapizado
con la esencia del éter y el misterio:
lo que es abajo entonces es arriba
en un sinfín de escalones invertidos.
¿No es verdad que lo que aquí sucede
perturba en el rincón mas lejano del planeta?
los conceptos de la lógica hacen añicos las alas del intento,
pero la magia tiene a la ciencia como imagen
y el espejo es el oráculo del brujo
Alicia viaja en el tiempo del conejo
y su reloj sin segunderos.
El infinito apenas se vislumbra
entre los bordes de la noche,
es el precipicio de la nada.
Luz y sombra es la ecuación de la existencia,
luz que se curva en la trayectoria del cometa,
sombra proyectada en el camino
para el cultivo de los sueños.
Alicia es transformada en reina
y siempre joven se inmola en el altar de las alianzas;
sabe que el caos es la esencia de la música,
el cuaderno pautado de las hadas,
la sinfonía planetaria del vacío,
el ruido cósmico de las hazañas muertas,
los fantasmas de un ayer lejano y vivo:
Lo que entonces sucedió ya no es el tiempo,
lo que ahora sucede
entonces ya existió
y el futuro no es promesa eterna
sino el pasado de algo que en gerundio nos devora.
Alicia, el pasaje del espejo,
la magia a secas
la ciencia y su misterio mágico
el caos como el orden de las cosas
la orilla del universo
el techo de silencios y sus puntos negros,
el hueco inexistente del vacío,
el pergamino en que está escrito el principio
y atesora el final como punto de partida:
el origen de la nada como expresión del cosmos,
la ecuación sin resolver de la metáfora,
los mundos perdidos,
el monólogo de Dios,
la dialéctica y el miedo,
la sensación de ser un punto imaginario,
la contra parte de un mundo real,
el sueño de Hilbert y Don Juan,
el intento de Einstein,
la muerte
(dicho así es solo una parte más del juego)
todo ello nos acerca al
jardín de las flores de la ausencia;
la luz es la otra parte de la orilla
en que el cielo se desploma en el vacío
y nosotros somos
la parte recursiva del poema.
la parte recursiva del poema.
Hola Modesto!! Es todo un placer tenerte por el blog, muchísimas gracias! He de decirte que te he leido y me gusta muchísimo tu poesía y narrativa, escribes maravillosamente! Qué suerte leerte!
ResponderEliminarUn saludo enorme :)
Bea