I
Una gaviota
solitario reflejo
El mar
En la palma de la mano
la cuenca de un río
el tiempo se desborda
Un teorema
fluye y se resuelve
entre las alas de un pájaro
un caminar de espejos
el silencio
un grano de arena
la abeja
destino inalcanzable
refugio
II
Nos quedamos sin rostros
como fantasmas olvidados
eterno naufragio por el mar de la noche
esa ausencia de luz
devorada por un torbellino de cenizas
vestigio inerte
de lo que ayer fuimos
Las leyes del universo desaparecen
la imagen incrustada
el monolito y el oráculo
la dualidad del espejo
vaticinada por los nuevos brujos
en un posible suceso
Una nueva matemática
parecida a la poesía
nos describe en un Delfos
que gira sobre sí mismo