A la memoria de los hermanos fallecidos en
el Sureste mexicano
I
Ellos se fueron de repente
con dolor en la partida
y haber cumplido la tarea con gozo
de haber estado entre nosotros.
En ocasiones nos dejaron lentamente.
Cada uno firmó un recordatorio
que siempre olvidábamos seguir.
Se empleaba un poderoso
químico
para borrar
cualquier señal de ello .
Desgraciadamente,
el proceso para abonar
inmundicias a la tierra,
el mar, los cielos y
los ríos…
continuaba con esa
indiferencia criminal
del inconsciente y por
apatía,
ladrones de mágicos
silencios,
deprededadores también de nuestros sueños.
II
Entre sonidos de
garrobos y lechuzas,
de vez en cuando un
pájaro,
y el aleteo incesante
de la luna
con la nostalgia
nocturna
por un hechicero
solitario,
el sol y sus criaturas
mágicas.
Un gato se escabulle
(para cazar las
soledades),
los pájaros bebés han
despertado
después del escampado
y los bruscos
movimientos.
En el camino al mar,
junto a la playa, una
vereda,
iluminada por el alba
milagrosa
con todos los silencios
de la noche
que no permiten que se borre la esperanza
regalada por todos
nuestros muertos.
MHG.
Septiembre 2017