La vida es una combinación de la nada
cuando esta se difracta en el prisma del
caos,
el accidente de un mal pensamiento,
la verdad oculta de lo que algunos llaman
misterio,
el acontecer de varios eventos fortuitos,
la idea de un Dios,
en fin,
el sentimiento de culpa de lo que nunca hemos
podido ser y muchas etc´s
en las palabras que se han invertido para poder
explicarla.
A Pablo, Ulises, Oscar, Jorge, Waldo
Hace 45 años los Dave Clark Five era uno de los
grupos que escuchaba por las calles de una ciudad que apenas respiraba lo que
Octavio Paz y muchos más comentaban sobre el post modernismo, sin
embargo, ellos, los Asociados y los Ermitaños, estaban presentes entre las
escolleras y los mediodías de los portales en Veracruz.
EL tiempo, como lo que siempre han comentado algunos,
es la gran metáfora de la existencia. Miramos pasar el acontecimiento que se
alarga cuando podemos adentrarnos en las historias de los otros, de los tiempos
de los otros que como dijo alguna vez el poeta: “… los que no son si yo no
existo”
Discutimos, nos peleamos por ser el centro en la vida de
los otros, luchamos por ser algo más que un número, una anécdota, y sin embargo
solamente somos lo que han sido los otros que sin ser nosotros se difractan en
el espejo de las divergencias y reflejamos la larga memoria de lo que nunca ha
sido el Uno,
Todos somos lo que nunca hemos podido ser sin los otros,
todos es lo mismo que ninguno cuando vislumbramos en el orificio de las
paradojas (el Aleph diría nuestro maestro) que nada es eterno y sin embargo…
La vida es una combinación de la nada cuando esta se
difracta en el prisma del caos, el accidente de un mal pensamiento, la verdad
oculta de lo que algunos llaman misterio, el acontecer de varios eventos
fortuitos, la idea de un Dios, en fin, el sentimiento de culpa de lo que nunca
hemos podido ser, y muchas etces’ en las palabras que se han invertido para
poder explicarla.
En todo este trasfondo está el sentimiento del vacío y
algunos tuvimos miedo de enfrentarlo.
En resumen todo se “resume” en la paradoja de uno mismo, un
infinito de posibilidades que nos conducen a una sola gestación de la palabra
que es el verbo antes de ser y es lo único que tiene valor en el inicio de la
palabra misma, lo demás, a través de los tiempos, de los instantes, de las
interpretaciones que hacemos de nosotros mismos, han tenido momentos, intentos
de soluciones de la ecuación de la metáfora, que sin embargo, siempre el
latente miedo de aceptarlo; solamente la música en su gran nicho de
abstracciones ha podido alcanzar una respuesta que en el último suspiro de la
valentía se extingue..
Ha pasado un número que no se puede enunciar entre
todas las infinitas formas de demostrarlo y la palabra sigue vigente como el
medio posible de darle forma a lo que nunca podremos ser.
La poesía se entrelaza con la música hasta ser una sola,
antes de que el sacerdote la conjurara para enunciar que sin la forma, era la
contraparte de lo que no puede seguir contradiciéndose en sus propios
anatemas.
El Rock ha sido la respuesta que a través de los
tiempos pudimos esperar y se extinguió cuando la locura se enfrentó a si misma.
Carry On como combinación de dos
antípodas se perdió cuando la realidad cobraba forma en una playa invadida por
el miedo y entonces el mismo miedo se reflejó (nuevamente) en el otro. Solo fue
un suspiro en el aterrizaje de las ideas, otra posibilidad de lo que nunca ha
sido porque ser lo deseado, sería rutinario…
Estamos determinados por las elípticas de nosotros mismos
en este largo viaje del absurdo. Como si el maniqueísmo de Agustín antes de ser
santo le hubiera jugado una treta en el devenir de su propio arrepentimiento.
La metáfora se anuló en la conquista de lo inmediato y
nosotros seguimos en la búsqueda de las respuestas sin preguntas.
Hay atisbos de “lo que pudimos haber sido y tuvimos miedo”,
Ahora queremos conquistar el misterio con la verdad ante el espejo, el
eufemismo de la nada, el silencio de la muerte, como respuesta de la esperanza
y la paradoja nuestro viaje.
La mañana ha nacido en una noche en que los Kings se
quedaron atrapados en la antesala de “la música que llegó para quedarse”, las
puertas a lo desconocido se quedaron atoradas sin abrirse en una tina de baño
en algún departamento de París después de que la ciudad había oscurecido. La
droga se disipó en la violencia del apóstata en un día de la gran vacuidad el
universo encerrado en una lata de sopa y entonces el periférico de las
soledades se contradijo cuando convergió en un cuarto perdido de Saigón
mientras la cerveza y la marihuana habían transformado el silencio, las aspas
de un helicóptero se rompieron y mi amigo se murió en la vomitada de la
ignorancia, todos tuvimos miedo del miedo y finalmente fuimos cobardes, nos
reflejamos en el espejo (de lo que somos para los otros)
Un sordo tradujo su propio silencio en el sonido del
universo y sigue vigente a pesar de los cantos lamentables de un pájaro
solitario. El lagarto nació en el desierto y se murió en el panteón de los
incomprendidos.
Una mujer nunca vio su retrato y entonces el bufón del
tamborín aprovechó el momento del sueño y se transformó en el profeta del no
hacer cuando antes ya sabíamos que el no hacer, era la solución, pero como
siempre, tuvimos miedo y lo transformamos. El Rock, entonces se extinguió en la
esperanza de las sombras y fuimos rescatados por la música de los desposeídos, el ciclo se cerró.