Tuviste que llevar tu corazón
y esa sensación de quererme
que corre por tus venas
a ese lugar tan tuyo
tan de toda tu vida
y todos tus muertos
para decirme una oración
de amor y de osamentas
y hablarme desde un teléfono público
en la calzada del otoño siempre tuyo,
estación que regresa nuevamente
a tu punto de retorno
tan lejos de mi,
tan cerca de nosotros cuando me guardas
por el borde de tus labios
para visitar lugares sacrosantos
desde tu niñez hasta el último punto
de tu piel madura y rebosante
entre esas distancias con sabores familiares
en medio de presentes
del ahora
con presentes del
ayer
tan distantes a los tuyos
alejados de los nuestros.
Yo como un fantasma
te recorro
me quedo con el sonido de tu voz
aprieto con mi pecho a las palabras
- y te imploro pájaros y esa flores pequeñas
llamadas “nomeolvides”-
las aprieto para que
ellas me digan
como es tu boca
tu memoria y tu deseo
y un verso que escondes
con sabor a labios
tuyos.
Me hablaste
y ese momento yace en mi
cuando quiero nombrarte,
recordarte,
ellas me ayudan,
y entonces mis recuerdos resucitan.
MHG Agosto 2015
MHG Agosto 2015