Es verdad, no estoy aquí desde hace tiempo.
Desde entonces las palabras se marchitan.
Envejecen porque no las nombro ni señalo.
Con una mirada de tristeza y abandono,
de un callado racimo de reproches,
… Me esperan.
Es verdad, “ahora”, es el principal reclamo
volver a bautizar al verbo
antes engendrarlo,
hacer llover sobre las letras,
pronunciarlas en nuevos nacimientos,
renombrarlas
y recoger en otro adverbio la metáfora.
Olvidar de que tamaño es el planeta,
dejar descansar a los teoremas
e ir al encuentro de misterios diferentes,
(que se arropan con la misma esencia)
y hacer coincidir las
preguntas y respuestas.
Encerrarlas en un poema de igual forma misterio
ese lugar y tiempo donde ambos mundos coinciden.
Es cierto, el misterio es femenino,
motor y espejo,
silencio y verbo
entrelazado en un instante,
una respuesta dual con tres adverbios
aquí, ahora y otro punto diferente,
atisbar la trilogía de otra forma
encarcelada entre los versos
y liberar a la palabra de su jaula de silencios
... Nombrarte.