martes, 14 de junio de 2016

Solo para roqueros




La vida es una combinación de la nada
cuando esta se difracta en el prisma del caos, 
el accidente de un mal pensamiento, 
la verdad oculta de lo que algunos llaman misterio, 
el acontecer de varios eventos fortuitos,
la idea de un Dios, 
en fin, 
el sentimiento de culpa de lo que nunca hemos podido ser y muchas etc´s
en las palabras que se han invertido para poder explicarla.

A Pablo,  Ulises, Oscar, Jorge, Waldo





Hace 45 años los Dave Clark Five  era uno de los grupos que escuchaba por las calles de una ciudad que apenas respiraba lo que Octavio Paz  y muchos más comentaban sobre el post modernismo, sin embargo, ellos, los Asociados y los Ermitaños, estaban presentes entre las escolleras y los mediodías de los portales en Veracruz.



EL tiempo, como lo que siempre han comentado  algunos, es la gran metáfora de la existencia. Miramos pasar el acontecimiento que se alarga cuando podemos adentrarnos en las historias de los otros, de los tiempos de los otros que como dijo alguna vez el poeta: “… los que no son si yo no existo”



Discutimos, nos peleamos por ser el centro en la vida de los otros, luchamos por ser algo más que un número, una anécdota, y sin embargo solamente somos lo que han sido los otros que sin ser nosotros se difractan en el espejo de las divergencias y reflejamos la larga memoria de lo que nunca ha sido el Uno,



Todos somos lo que nunca hemos podido ser sin los otros, todos es lo mismo que ninguno cuando vislumbramos en el orificio de las paradojas (el Aleph diría nuestro maestro) que nada es eterno y sin embargo…



La vida es una combinación de la nada cuando esta se difracta en el prisma del caos, el accidente de un mal pensamiento, la verdad oculta de lo que algunos llaman misterio, el acontecer de varios eventos fortuitos, la idea de un Dios, en fin, el sentimiento de culpa de lo que nunca hemos podido ser, y muchas etces’ en las palabras que se han invertido para poder explicarla.



En todo este trasfondo está el sentimiento del vacío y algunos tuvimos miedo de enfrentarlo.



En resumen todo se “resume” en la paradoja de uno mismo, un infinito de posibilidades que nos conducen a una sola gestación de la palabra que es el verbo antes de ser y es lo único que tiene valor en el inicio de la palabra misma, lo demás, a través de los tiempos, de los instantes, de las interpretaciones que hacemos de nosotros mismos, han tenido momentos, intentos de  soluciones de la ecuación de la metáfora, que sin embargo, siempre el latente miedo de aceptarlo; solamente la música en su gran nicho de abstracciones ha podido alcanzar una respuesta que en el último suspiro de la valentía se extingue..



Ha pasado un número que no se puede enunciar entre todas las infinitas formas de demostrarlo y la palabra sigue vigente como el medio posible de darle forma a lo que nunca podremos ser.


La poesía se entrelaza con la música hasta ser una sola, antes de que el sacerdote la conjurara para enunciar que sin la forma, era la contraparte de lo que no puede seguir contradiciéndose en sus propios anatemas. 

El Rock ha sido la respuesta que a través de los tiempos pudimos esperar y se extinguió cuando la locura se enfrentó a si misma. Carry  On como combinación de dos antípodas se perdió cuando la realidad cobraba forma en una playa invadida por el miedo y entonces el mismo miedo se reflejó (nuevamente) en el otro. Solo fue un suspiro en el aterrizaje de las ideas, otra posibilidad de lo que nunca ha sido porque ser lo deseado, sería rutinario…

Estamos determinados por las elípticas de nosotros mismos en este largo viaje del absurdo. Como si el maniqueísmo de Agustín antes de ser santo le hubiera jugado una treta en el devenir de su propio arrepentimiento.

La metáfora se anuló en la conquista de lo inmediato y nosotros seguimos en la búsqueda de las respuestas sin preguntas.

Hay atisbos de “lo que pudimos haber sido y tuvimos miedo”, Ahora queremos conquistar el misterio con la verdad ante el espejo, el eufemismo de la nada, el silencio de la muerte, como respuesta de la esperanza y la paradoja nuestro viaje.


La mañana ha nacido en una noche en que los Kings se quedaron atrapados en la antesala de “la música que llegó para quedarse”, las puertas a lo desconocido se quedaron atoradas sin abrirse en una tina de baño en algún departamento de París después de que la ciudad había oscurecido. La droga se disipó en la violencia del apóstata en un día de la gran vacuidad el universo encerrado en una lata de sopa y entonces el periférico de las soledades se contradijo cuando convergió en un cuarto perdido de Saigón mientras la cerveza y la marihuana habían transformado el silencio, las aspas de un helicóptero se rompieron y mi amigo se murió en la vomitada de la ignorancia, todos tuvimos miedo del miedo y finalmente fuimos cobardes, nos reflejamos en el espejo (de lo que somos para los otros)


Un sordo tradujo su propio silencio en el sonido del universo y sigue vigente a pesar de los cantos lamentables de un pájaro solitario. El lagarto nació en el desierto y se murió en el panteón de los incomprendidos.



Una mujer nunca vio su retrato y entonces el bufón del tamborín aprovechó el momento del sueño y se transformó en el profeta del no hacer cuando antes ya sabíamos que el no hacer, era la solución, pero como siempre, tuvimos miedo y lo transformamos. El Rock, entonces se extinguió en la esperanza de las sombras y fuimos rescatados por la música de los desposeídos, el ciclo se cerró.




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