sábado, 11 de mayo de 2013

El recuerdo






El caminar será un misterio
no pude morir antes de nacer
después de todo lo vivido,
que el sueño continúe su delirio.

Tiempo en el hueco de su mano maestra
yo en el vértigo del ser
tratando de resurgir de la horas
para renacer de la nada.



I


En la palma de tu mano
que me ofreces
para albergar el tiempo,

en las horas renacidas
que resurgen del silencio,

en la estela de estrellas
que la palabra te dejó como un soplo,

en el poder manifiesto de una mirada
que se ha perdido en el vacío

en ese instante
que la distancia entre ambos,
parece rescatarnos

para no quedarnos ciegos
por la rutina aplastante
de los lugares repetidos y comunes,

es verdadero lo que esconde el tiempo.


II

Los sacerdotes del silencio despertaron
en la voz suplicante del maestro,

aquel que fue bautizado en la poesía
entre vientos que borraban  sus preguntas

y allá en el tiempo exacto del conjuro
el corazón pudo ver con los ojos 
pasmados de la nada.

Hoy, en esta madrugada de conciertos
Cuando todo el mundo duerme
acariciado por los sueños,

La historia se construye
en una sinfonía de voces
suavizadas con la tersura 
de tu  mirada
para el desconcierto 
de los ciegos.

El canto dulce del señor,
como un lamento,
una caricia,
regresa a mi de nuevo
para quedarme en el recuerdo,

cuando las flores invisibles del amor
brotaban del silencio,
llenándome de asombro repentino
al no saber de cierto que ya estaba muerto.


III

Antes de que el viaje de las horas
en el trayecto del sueño
se fuera apoderando de su sangre
y sus quebrantos.

Antes de sentir la nada
en el hueco de tu mano
y con una palabra en el centro del vértigo
renacieras nuevamente con su soplo.


Tras de ti, detrás de tu mirada,
que es repetida en el espacio
y en otros rostros que dejaron
su huella de amor y pertenencias
en intentos de equilibrio mágico,
la memoria se sacude la nostalgia
con los ojos internos,

el retorno a lo que fue diferente,
sentirnos vivos en la presencia
compartida con el otro,
diálogo del jardín perenne
de la multitud sin nombre,
oraciones a la ausencia
de un corazón dividido.

En ese cuarto solitario
que la soledad los compartía,
se reunían las voces descubiertas
por el brujo para leer poesía;
en esa sinfonía de soledades,
almas inquietas  y a la deriva
compraban un pedazo de cielo
para sembrar verdades
al destino injusto de los hombres,
y abrir sus pulmones
para cantar el himno hacia la vida.


IV


Mi tiempo ya es tu tiempo
hemos navegado en el silencio,
guardado las partes rescatables
construido con metáforas la espera,
saber que existías en alguna parte,
no tener un templo para conjurarte
o para rezar y pedir que regresaras,
solo el pensamiento mismo del intento
la fuerza de ese hueco de tiempo
que no se llenaba con los otros tiempos
o lo que nosotros ya sabíamos,
que en alguna parte de este mar profundo
que algunos llamamos universo
y en un disfraz de rostros y de cuerpos
procesiones largas  de vidas en espera
fantasmas en línea y al lado del cortejo,
tierra sobre tierra para nosotros muertos
partos de luz para nosotros renacidos
y vueltos a nacer en otros
 y dar amor para los otros
que callados nos amaban
en el sueño intermitente de nosotros.

Estás ahí,
casi te encuentro,
espérame,
no se quien eres y te siento,
no se por qué sin conocerte
ni saber nunca de ti
te necesito.

Del poemario: Ishtar, el encuentro. 2009

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