Sacrificios (Foto de Tere Ruiz) y desde el Paradise.- Mi lugar preferido (abril 2013)
Entre
el mar y el periférico
sólo
hay una avenida de por medio,
dos
libros sin hojas
como
si fueran árboles
en
Otoño,
un
florero vacío
la
sensación de estar en otra parte
siempre,
borrar
el amor
incipiente,
tomarse
dos expresos cortados,
escuchar
algunas frases fuera de contexto
no
querer mirarte a los ojos,
detener
el relato por un día
y
así pasan sin querer.
Entre
el mar y tú,
es
como volverse loco por estar en algún sitio
que
no sea la espera de las palabras,
de
las frases alargadas
de
un cuento repetido.
Entre
el mar y las avenidas
puede
detenerse el tiempo,
recuperar
el instante
en
el rasgar de una guitarra
que me
recuerda
el amigo de la infancia,
el amigo de la infancia,
los
juegos entre paredes
que no baña el sol,
mi última borrachera,
querer
rescatarme del pasado,
leer
con la cara mojada de los diarios,
pasar
las páginas,
estar
sentado sin hacer nada,
esperar
el silencio,
como
si este fuera
a
llegar en cualquier momento,
dibujar
los pasos
que se dan en
la arena
y borrarlos después.
Entre
el mar y todos,
entre
el mar y la nada,
no
es el misterio
el que se asoma
el que se asoma
ni
las nubes,
ni
los pájaros
ni
estos momentos.
Entre
el mar y el periférico
solo
hay un clic,
un
cambio de escenarios,
regodeo
de las playas sucias
para
regocijo de las gaviotas.
Entre
el mar y tú
está
ese mundo que se fue
desde
hace años
en
que aún no habías nacido...
Conozco y entiendo perfecto esa ambigüedad, que se torna en añoranza y a veces en duda, cuando se ha tomado la decisión de establecerte en uno de ellos, mar o avenidas. Pero cuando contemplas ese vaivén de olas, el horizonte convertido en una línea que encierra mil sueños y aprendes a escuchar el rumor del mar que comparte sus secretos, exacerbando tus sentidos... El mar es el mundo que permanece cuando todo se ha ido. Besos.
ResponderEliminarSaludos Lety, así es,...
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