Amanecer en Playa Santa Ana, Boca del Río, Ver.
Entre la bruma que me
dejaban los recuerdos
como si fueran el barco
que se aleja del puerto
en medio de la zozobra
de los días por venir
la sorpresa agazapada en
la espera del acontecer,
me preguntaba nuevamente
por la Historia
como el eco necesario
para predecir el futuro
en surcos de sangre
derramada en el Oráculo.
emergida de las paredes
del llanto y la fortuna
experiencias de otras
embarcaciones sin futuro
que el pasado reclamó en
las manos de aquellos
marineros cargados de
esperanza y algunos miedos
cuando en la fantasía de
otros, los monstruos nacían;
eran fantasmas a vencer
para llegar a tierra firme.
Regresan las esperanzas
perdidas ahora duraznos
en flores blancas y
colores sepia de retrato antiguo,
que se confunde con las
rejillas de números abstractos,
perdidos en la curvatura
de luz hecha metáfora
en gravedades que
devoran nuestras esperanzas,
hoyos mágicos en la
profundidad del verso amoroso
y místico, silencios que
se confabulan con la partida.
En los cuatro puntos
cardinales el símbolo colorido
los ritmos acompasados
de tristezas en cuatro etapas
siempre la muerte sin
desprenderse de su hermana
como dos mujeres en
delfos en un grito dividido
antes la lira, madre
inicial con el madero hueco de la selva,
y los sonidos de arena
encerrados en la jícara de los lamentos
la voz como inicio del
cuaderno pautado en el oído de otro.
El suave murmullo de las
aguas en su recorrido decantado,
el peñasco en lágrimas diluidas por un Cronos rebelde,
el camino escondido en la
gruta donde Acuario se abastece
y Erato susurra las
cuerdas de su lira con los dedos
mientras del agua emerge, Clío con su tropel de tiempos
en un concierto de
silencios que inventan la palabra,
presencias que nos
acercan más al viaje sin retorno,
construimos un mapa dibujado en medio de la nada.
De
todos los puntos de la tierra llegarán embarcaciones
a
una Atlantis renovada que los fenicios añoraron
la tierra de armonía y
danza donde las ninfas nacieron
así este puerto sin
nombre, punto de encuentro imaginario
bañado por las aguas de
un océano de letras líquidas
metáforas, misterios,
intentos del poema, hemos zarpado.
(Cuando iniciamos el sitio del Abordaje 2009)
Entre el vasto universo del agua, que tuvimos el privilegio de conocer desde que nacimos, arroyos, lagunas, pozas, ríos, brazos de mar, etc., éste, el MAR es el dios irrebatible de la evocación poética. De encuentros, reencuentros y despedidas. Una elegía que llena mi espíritu marino y marinero por antonomasia. Mi mar ...
ResponderEliminarExcelente reflexión Lety.
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