Segunda
canción del Laberinto
Hay un boquete por el
que salen los fantasmas
del mundo de los sueños
ellos en realidad
asustan porque son seres extraños
que intentan hacernos regresar al mundo virtual
de las mentiras artificiosamente adornadas con verdades.
Son las otras realidades
donde el águila acecha
y elabora el historial
de cada uno.
Realiza su inventario de
ideas oscilando con el tiempo
construye (con las
palabras) la estructura resonante
de cada punto de la
malla que envuelve al universo.
“Eso es sofisma”, diría
nuestro poeta,
el brujo que supo saltar
en ambos mundos
llevándose el secreto al
lado de los muertos.
El es así, dialogaban
conmigo las palabras
que salieron transformadas
por sus manos;
fórmulas tratando de aclarar
nuestro destino,
al desenredar las
madejas de hilo que en realidad
son cuerdas y que al
final son vibraciones
que dividen las notas
musicales en ocho partes
y solo es un principio,
otra metáfora perfecta
que la ciencia
reinterpreta con los números
en un lenguaje
articulado de abstracciones;
Paradojas, ahora en este
siglo que pasó,
son los logros
sustentados para inventar,
interpretar, reconstruir
las otras entidades.
Avatares del álgebra y
el cálculo, trilogía
de sacerdotes que al cruzarse en el camino
refuerzan las ideas de
que no hacer nada;
es el intento único, el
supremo,
el que espanta los
fantasmas de los sueños.
Los saltos que realizan
para contar la vida
se combinan en una
acústica con notas de silencio.
El Brujo, el Físico, el
Poeta; los tres son atrapados
por la red y los tres
son uno solo que interpreta
en tres caminos
diferentes y tres procesos
igualmente dolorosos,
que el universo en su
infinita pequeñez,
con solamente una teoría
vibratoria,
teje la red, descubre al
águila y encuentra la metáfora
entre sueños, teorías
cosmogónicas y palabras.
Si hay números mágicos
para interpretar el
camino del átomo,
entender la trayectoria,
el brinco de un espacio
a otro
de un electrón
encadenado en el espacio
por fuerzas invisibles y
a veces,
encontrado al mismo
tiempo,
en dos “lugares”
diferentes;
también se necesita el
“toque mágico”
el salto cuántico del
brujo
para estar en ambas
partes
y como el mismo electrón,
de igual forma cambia el
Nahual
y el felino se convierte
en hombre,
vence a la muerte
y es venerado por la
ciencia.
Y algunos se enojan y
paradójicamente
aquel que más se enoja,
se enoja por no querer aceptar
que Dios juega a los
dados.
Es el brujo principal
que abrió la compuerta
de otros mundos de luz
que se desplazan
por un tapete inmenso y
negro, a veces curvo
y en otras ocasiones y
por otras gravedades
es el hoyo del mismo
color quien la detiene.
O al revés; solo el
Poeta puede percibir
con las palabras y las
cábalas,
con un complejo sistema
de rimas
y de ritmos, de octavos
y tercetos
de cuartetos, nocturnos
y sonetos,
que el poema no es un
conjunto armónico
de sílabas que hilvanan
las ideas solamente.
El poema, la poesía,
es el espejo en que los
brujos se reflejan
y es reflejado de igual
forma el misterio,
los secretos de un
universo lógico y coherente
pero que en su esencia
verdadera es mágico.
Y los fantasmas, los
sueños, la música
hecha número o tropo
imaginario
o sinfonía de silencios,
son atisbos en cascada
ondulatoria
cuando atrás de la
partícula mas pequeña del cosmos,
solo la nada
representada en una nota
musical
es quien la forma.
Uffff, que intenso. Y que fascinante homologación del brujo físico poeta, sin comas ni divisiones. Todos son uno, como lo dices.Ese interactuar de ciencia y poesía, que a los que hemos navegado entre órbitas atómicas, cálculo y derivadas, simplemente nunca imaginamos su cabida en un poema.
ResponderEliminarY la magia, la subyugante magia. Reitero... Fascinante.
No había tenido oportunidad de contestarte Lety. Gracias por tu lectura! :)
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